Acerca de "Inesperado" y Diana., "La Madre Ideal"

...Y por si a alguien que lee le interesa.,    les comento que el fragmento de relato que estoy próximo a concluir en esta semana ( cruzo los dedos ), tiene como modelo a la mujer que aparece  en dicho dibujo.

Espero les agrade tanto como a mi me han gustado distintos aspectos de ambas creaciones.

Su nombre es Diana, y a continuación incluyo un breve trío de "entremeses  " de algunos de sus párrafos:

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“Si mi marido me viera como vengo vestida con estos calzoncitos que traigo puestos se volvería loco de celos” ... ‑  Se halló a si misma considerando las posibles consecuencias de que su marido Daniel la hubiese visto aquella mañana y  dado cuenta del modo en que tan diminuta prenda al marcar y ajustarse tan ceñidamente a su montículo femenino, y en vez de reservar el pudor de aquella zona de su anatomía,  parecía mas bien pretender  resaltar el relieve de las formas que su encantador monte de venus poseía debajo de ésta, y resultando tan insuficiente como para contener dentro del material de su confección todo el incitante embrujo de su feminidad, mas bien le había dado a ella la impresión e haber sido concebida para ser usada no con la intención de ocultar sino de ser vista e incitar a los ojos que lograran posarse sobre de ella a que se aventuraran a ver más de cerca, y anunciando de tan taimada manera la  proximidad con su sexo, deliberadamente no era que fuera  de la talla indebida para una mujer de su talla,  sino que por más que se la acomodara, o bien el insinuante diseño de ésta simplemente dejaba escapar a la vista buena parte de la porción superior de su enrizada maraña de vellos.

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Al alejarse ella, y sin perder el detalle de lo que hacía mientras del bolsillo interior de su saco se apresuraba a sacar su teléfono,  David De la Borda contemplaba como debido a los efectos de la última bebida ingerida, para la dueña de aquel envidiable trasero aparentemente  ya resultaba difícil percatarse del modo en que regodeándose la pupila al disfrutar el impensadamente provocativo contoneo de sus apetecibles caderas de señora casada, algunos de los “buitres” acompañaban en su camino hacia afuera el titubeante paso de Diana sobre el llamativo par de tacones que llevaba calzados.

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‑¡Nnnooghh!...  pfogggghh favgghhh… Don Da… ahhav...‑ Brevemente alcanzó a separar ansiosamente los labios en el momento que se agitó todo su cuerpo al sentir que lo varoniles dedos de Don David frotaban el delicado material de las pequeñas pantaletitas de suaves y satinados tonos entre malva y glicina que se había puesto para complacer no a su marido sino los antojos del Padre Mateo.