Nuevo dibujo : ( Entre dos mundos cercanos y lejanos )

                                                                            

Nuevo dibujo:

Con alegre sorpresa y beneplácito me doy cuenta de que aunque en reducido grupo ‑ y quizás como merecido castigo debido a mis prolongadas ausencias ‑ , aún hay algunas personas que me entregan  su confianza y paciencia.

A todas ellas, de verdad les digo que gracias.   Gracias por permanecer leales y acompañarme a lo largo de mis atormentados delirios e intentos por crear  y transmitir algunas de las acaloradas emociones que cuando chico a mi también me producían determinadas suposiciones, situaciones o escenas que llegando a mi cabeza la atiborraban al descubrirlas, ya fuera leyendo el sugerente  pasaje de alguna novela de detectives o franca novelita pornográfica de los 70´s., o bien paseando la vista por las insinuantes caderas o escote delineado por alguno de aquellos grandes maestros del lápiz, tinta o cualquier otro medio empleado en aquellos entonces para  crear sensuales y evocadoras imágenes dedicadas a enaltecer la misteriosa belleza de las mujeres.

De  esta manera llego en esta ocasión a citar las palabras que durante alguna conversación me dijera una lectora, cuando me mencionó que desde su perspectiva  como lectora, ‑ y muy importante aquí enfatizar que siendo ella mujer ‑ ,  a ella le parecía que “dibujaba” yo una especie de mundo “ideal” para algunas mujeres.   Mundo en el que si bien, ellas teniendo que dejar de lado inhibiciones o ataduras, podían regalarse la oportunidad de imaginarse a las heroínas de mis relatos o dibujos,  no como mujeres objeto, sino en una tal suerte de “accidentales” implicadas en situaciones de las cuales podían llevar la mejor parte si aprendían a callar y dejarse llevar por  las circunstancias en las que se veían envueltas.

Y sí.  Exactamente para mí ese el punto de “ensoñación” ideal en la que por lo general me planteo involucradas a las protagonistas de mis escenas.  Mujeres llevadas al límite ante el que sucumben, para terminar dándose cuenta que al dejarse llevar por sus emociones y ansias más íntimas.,  “sorprendentes cosas pasan en ellas”

De ahí derivo éste dibujo, que en lo particular a mi me ha gustado hacer  por la  intención de recrear una de las imágenes más evocadoras que en el mundo puedo existir., y que son las novias.

Gracias a una costumbre relativamente moderna, que hasta hacia poco mucha gente equivocadamente pensaba mas ancestral, y no es sino decimonónica e iniciada en occidente,   a partir de los mil ochocientos cuarentas  luego de que la reina Victoria decidiera vestirse de blanco para su boda, y  por imitación las mujeres de la época comenzaran a elegirlo para el gran día de sus vidas.   Añadiéndosele poco después mayores connotaciones  que un simple estilo de moda.   Y que en el fondo asumo yo que son algunas de las razones por las que dicha costumbre fue adoptada y vigente a nuestros días, ya no sólo por occidente , sino incluso por otras culturas y tradiciones.

Para un hombre como yo – amen de otros muchos semejantes a mí ‑  una  bella mujer ataviada aún con su níveo vestido es señal de muchas posibilidades.

En éste hay un simbolismo de pureza que conlleva cierta dualidad enmascarada, pues si bien se entiende que el blanco encubre con su elegancia  todo el pudoroso recato de una bella doncella que en el acto dejara de serlo para convertirse en esposa y señora.

A la vez que – y exceptuando  a los familiares de ella ‑  en la mayoría de los casos de tan sugerentes que llegan a ser las sensuales prendas, sucede que el resto de los invitados, principalmente masculinos,  no podemos terminar de abstraernos a los velados encantos que suponemos, anticipamos  que seguramente permanecerán cobijados bajo el ceremonial  manto que envuelve a la portadora del mismo.

Esto nos lleva algunas veces a querer alcanzar la gozosa dicha de poder “visualizar” ‑ aunque sea en nuestra mentes ‑   el resto de las  encantadoras fornituras  de lencerías llenas de encaje,  quizás vaporosos chifones, seda,  elastano o algún otro material que acompañando los remates de encaje y elástico,   vayan a ser vistos por los ojos del afortunado marido aquella misma tarde o noche al llevarla hacia el lecho nupcial, donde finalmente consumaran la reciente unión.

 Es entonces, sí , mujer virtuosa, a la que todos los convidados a la ceremonia anticipamos que  de seguro no terminara la dichosa fecha mas que  de maneras no tan  acordes a la impoluta belleza que con su atavió pretende evocar.

Por esta razón es que al ver a veces a algunas novias en mi ánimo yo las considero más bien hechiceras  vestidas de blanco.

 ( Entre dos mundos cercanos y lejanos )

¿ Por qué titulo a ésta entrada como “ Entre dos mundos cercanos y lejanos?...

Lo que pasa es simple.,  y yo sé que quizás algunas de las personas que me han hecho el favor de seguirme y apoyarme con los intentos de “lo que hago”, han preferido mi vertiente de pseudo creador de literatura de la “condición humana” . , o como se le conoce mas coloquialmente “porno” a secas.    Y dichas personas se sienten un poco decepcionadas o  aburridas de que últimamente  en vez de darle a las teclas , me haya dedicado más a usar y arrastrar el lápiz sobre el papel.,  pero lo que pasa es que en mi mundo, ambas facetas siempre han sido encaminadas hacia el mismo fin y en vez de apartarse,  la una de otra, se complementan dentro de mi “Ludismo”.

Es como aquello que he comentado que ocurría con el Arte de las portadas de las novelas de detectives...    

Uno veía y se devoraba a golpe de vista la sugestiva y propositiva portada de alguna novelita, que acompañando a un llamativo e insinuante título, le hacía querer leerlo y descubrir entre las líneas de sus capítulos, la escena que el dibujante había ideado para la editorial.

Y así , a veces también, “uno” – o sea, uno mismo como lector ‑  al haber identificado en los párrafos a la protagonista, en repetidas veces se sorprendía  cerrando las páginas para poder ver la portada e idear una suerte de “película virtual” en la que se viera reflejada la imagen de aquella heroína participando de las situaciones que la mente del autor había ocasionado para ella en su prosa.

Por esto es que para mí ambas cosas son tan cercanas a mi cabeza.

L.M.