Lo que mi marido no © ( Helena )
G.O. Tigers , Ludo Mentis ®
Capítulo 01- 2ª Parte ( Lo que Mi Marido no Sabe )
07/ -01-2012
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A la fecha, y aún
cuando como algunos de ustedes sabrá., yo misma nunca he sabido el porque de
haberle propinado tal caricia con mis labios, pues aunque después en otras
ocasiones antes y después de que finalmente él despidiera de la compañía a mi
marido, cuando volvía a exigirme que me le entregara a él o alguno de sus
clientes o conocidos, siempre comenzaba prodigándoles aquel tierno detalle que
más que un beso parecía quizás ser un símbolo de mi sumisión y agradecimiento
ante sus virilidades, en ese momento hecho por una boca que hasta ese día se
había considerado fiel a su promesa y que en cambio a partir de ese momento
mancharía para siempre sus labios con la indeleble marca del adulterio.
‑ ¡Ohhhh,
Sssiiiiiii hmmmm!., ¡ así!., que linda y obediente resultó la
señora Autrey ... ‑ Exclamó en un ahogado gruñido primero.
‑Eso es señora., béselo... Béseme bien esa verga., la misma con la que
me iba a empinar a su marido si usted no se me empinaba prim-e-er- o- oh-
ohhhhhhh...‑ Callé sus insultantes
palabras al momento en que sintió recorriendo con mis labios entreabiertos toda
aquella masculinidad que él pretendía que yo complaciera.
Ahh sí.. Así...
Eso es Helenita, ahhh., chúpela y bésela con esos labios de señora
casada., para que después cuando bese a
su lindo maridito, se acuerde de que con esos mismos labios, me estuvo besando
la verga... ‑ Vino el siguiente y aún
más sórdido comentario que poco tiempo después ya no podría yo apartar de mis
pensamientos cada vez que saludaba o despedía a mi marido con un beso.
Recuerdo que fue
entonces que terminé de descubrir aquella parte oculta y oscura de mi
naturaleza que ni aún cuando siendo soltera o en mis fantasías más íntimas
había yo supuesto que un día hubiera yo querido admitir. Y era que me gustaba sentirme de alguna
manera abusada y obligada a tolerar la coerción para aceptar hacer cosas, y que
aún cuando en ese momento tendría yo que admitir la excitación que sentía por
el simple hecho de estar allí con aquel hombre a punto de profanar por primera
vez mis castos labios., de manera inconsciente aquella negación de la que tanto
hablan los psicólogos, por momentos y ante la reveladora circunstancia que
acababa yo descubrir, me hacía pretender engañarme al tiempo que me decía a mi
misma que todo aquello lo hacía únicamente por mi marido y que no perdiera su
empleo.
Poco más recuerdo
de cómo fue que lo cubrí de palmo a palmo con tiernos besos y suaves mordiscos
que con mis labios lo hacían palpitar agitadamente y ponerse aún más
tieso., hasta que en un momento
tomándolo por sorpresa forme con mi boca una gran "O" lista para acomodarlo
dentro de ella.
Decir que me
produjo un gran placer o que duró mucho tiempo dentro de mis labios, no sería
una verdad muy cierta pues su miembro era tan grande y gordo que me resultaba
algo incómodo de acomodar., y sumándose esto como frecuentemente él lo empujaba
más de la cuenta hasta tocar con la punta mi colgante úvula, produciéndome una
sensación de nauseas y ganas de vomitar mientras que por el otro lado su
extremada carnosidad, me hacía difícil acomodarlo dentro de mi y pronto comencé a sentir cansancio en la
quijada.
Aunque y tal como dije antes, en ese momento el placer y la lujuria que en
mí se había despertado, no provenía del hecho de sentir alguna satisfacción
corporal, sino de estar siendo obligada a serle infiel a mi marido y sentirme
usada como la más vil de las adúlteras pirujas., al tiempo que él sólo
demandaba de mí su satisfacción.
Entonces cuando
después de algunos minutos yo comencé a presentir su inminente eyaculación,
extrayéndolo de mis labios por un instante, que aproveché a besuquearlo
nuevamente recorriendo desde la punta hasta la base del miembro e incluso
continuar un poco más abajo , a donde mis labios fueron a plantarle sendos
besos en los rellenos sacos golgantes que contenían su vital sustancia de
Macho. Y entre uno y otro mordisquillo suave que le di con los pétalos de
mi boca, le pregunté si le gustaba lo que le hacía y estaría listo ya para
venirse., pues necesitaría que me avisara antes de terminar para poder
apartarme con tiempo y evitar que se derramara encima de mí.
Pero en vez de
contestarme, extasiado ante mí él únicamente flexionó un poco las piernas al
tiempo en que jalando por ambos lados el frente elástico de mi brassiere hacia
delante, apartó de mi su enardecida carne, que por unos instantes pude
contemplar bamboleándose frente a mí con los brillos de algunas luces que
iluminando débilmente el lugar la hacían relucir toda cubierta y bañada con mi
saliva. En tanto que aparte de mis propias babas, en el bulboso glande se notaban algunas muestras que escurrían de
su líquido pre - seminal que anunciaban
ya su cada vez más cercana e inminente culminación.
Extrañada yo no
atinaba a saber qué era lo que él pretendía hacer hora conmigo, hasta que de
pronto primero lo vi echarse un poco hacia atrás, para acto seguido colocar su
encendido falo bajo el cintillo que rodeando mi cuerpo justo debajo de mis
pechos y las copas de mi sostén, enseguida soltar la elástica tela de entre sus
manos para que tal cual si éste pudiera pensar en fugarse con el latigazo que
mi prenda dio encima de él, aprisionarlo entre las ajustadas copas de mi
brassiere y las suaves carnes de mis senos maduros que junto a mi estuprado
sujetador se cerraron en torno a su masculinidad.
‑ ¡Uhhumm mami! ,
así que rico se siente me verga sumida aquí entre tus tetas‑ Exclamó
él sin reparos hacia mi persona,
antes de .revelar todavía con mayor saña en mi contra. ‑Desde la fiesta de Navidad en que te vi
con aquel vestido rojo del que parecía que se te iban a salir las ubres, soñaba
con tenerte así y ver que linda te podías ver así con mi palo clavado allí en
medio‑
Terminó de
escupirme tan viles palabras antes de haberse acomodado bien entre mis pechos y
la ajustada prenda, para moverse
enseguida hacia arriba cuando me ordenó. ‑Ahora chupalo otra vez., cada vez que
te presente la punta para mamarlo, tú
chupalo o bésamelo hasta que yo ya este listo para derramarme y llenarte la
boca...
Pero fue allí
apenas, en ese momento cuando yo caí en cuenta de lo que pretendía y estaba por
ocurrir si conseguía cumplir con sus intenciones cuando le dije que yo nunca
había hecho eso. E incluso cuando mi
marido me lo pidiera en distintas ocasiones, eso era algo que yo no había hecho
por él y siempre le había negado terminar dentro de mi boca.
..,Bueno pues si
quiera ya me tocó a mi algo que no le das a todos los otros‑ Contestó él de manera humillante en tono
burlón. Y notando enseguida en mi cara
total desconcierto y ansias por lo que le había oído decir, quiso aclararme en
forma tajante:
-Mira Helenita, de que voy a mojarte con mis mocos, no hay duda.,
tú sólo decides si te los tragas todos
y se van en esa boquita, o si prefieres que te los embarre por la cara, las
tetas o la blusa y te haga que regreses así a la fiesta toda embarrada de leche,
y todos, incluido tu marido, vean lo puta y buena mamadora de jefes que
resultaste ser... Así que tú
elige.
¡A- aaghh aquí vaaannn!... Tómalos... ¡Tómalos todos putona!... ‑ Recuerdo bien como me
dijo, al momento en que – supongo yo ‑
más excitado que por la sensación física, por la visión y las tremendas
palabras con las que buscando humillarme me escupía de su boca., exclamó justo
al momento en que yo alcancé a ver como el ojo de su pene pareció abrirse por
un instante que justo vino una milésima de segundo antes de que como una
serpiente cargada de ponzoña escupiera hacia mí su primera descarga de leche
pastosa y pesada que alcancé a atrapar con mis labios, antes de que precipitadamente cerrara yo la distancia
que me separaba de él, e intentando que verdaderamente no fuera él a hacerme un
batidillo las ropas o el pelo, lo aprisionara dentro de mi boca que de
inmediato sellé alrededor de su carne para succionarlo y evitar que con la
segunda descarga me dejara algún rastro que tal y como él había dicho , pudiera
denunciar ante los demás, el obsceno acto cometido en contra la honorabilidad y
buen nombre de mi marido, a cambio de mantener
su puesto .dentro de aquella empresa.
Dado lo que sucedió
enseguida, y aunque no estoy del todo segura, creo que siendo la segunda
erupción incluso mas vigorosa que la inicial, antes de que contara al menos
otras cuatro descargas, decididas impedir que restos del viscoso coctel de tonos lechosos grisáceos
pudieran acabar regándose fuera de mis
labios, repentinamente mis mejillas se
inflaron alrededor de la tremenda pajilla de carne pulsante que no dejaba de
convulsionarse agitadamente una y otra vez en mi boca con cada torrida oleada
de semen, y sin poder impedirlo ya de
ninguna manera en ese momento, debido a la intensidad de cada descarga por
momentos me hicieron sentir como si los cachetes estuvieran próximos a
reventarse o fuera atener que acabar
escupiendo todo de vuelta sobre su pene y afuera.
Sin embargo tal
cosa no ocurrió y logrando contener mis reflejos, aun cuando, al tiempo que él
parecía no querer terminar de producir y bombear dentro de mí la pesada
sustancia con que inundaba mis infladas mejillas, continuaba esforzándome por
mantener aquel miembro totalmente encajado y sellado dentro mis labios,
procuraba evitar algún indeseable derrame que posteriormente delatara lo
sucedido en el instante que para mi propio colmo de males, mi peor
presentimiento de pronto ocurrió y se volvió realidad al momento en que sin
dejar de prestar atención a aquel tremendo tubérculo que se convulsionaba y
encharcaba el interior de mi boca, cuando sobresaltada por el rabillo del ojo
alcancé a percibir unas sombras muy
largas primero. Para descubrir
enseguida que se trataba de uno de los
invitados al que acompañándole una de las secretarias de mi marido iban en
dirección a la puerta de vidrio que daba acceso del jardín a la casa cuando de
pronto, al observarnos por unos cuantos instantes detuvieron su paso para
quedarse parados sin saber que hacer o
decir al descubrir la escena que supongo yo que dedujeron que sucedía entre el
anfitrión y la esposa de alguno otro de sus invitados
En el momento , ya
sintiéndome descubierta, alcancé a suponer que quizás si no hacia yo nada
estúpido que terminara de delatar mi identidad ante ellos, quizás debido a la
oscuridad y precipitado de la situación en que nos hallaron, probablemente
pudiera yo todavía esperar que ante el sobresalto tal vez no alcanzaran a
tener tiempo para identificarme.
‑ ¡ Ohhhhgg!
ahhhh si Helenita!... ¡Así!...
Señora Autrey... ¡Usted siga
ordeñándomelo con esa boca que ya casi
termina de tragarse toda mi leche‑
... La revelación fue fatal y
deliberada., ‑eso lo sé ahora y desde ese mismo momento ‑
Que para fastidiarme aquel hombre dijo en voz alta mi nombre y lo que le
hacía con mi boca. Descubriendo
indudablemente con ello mi identidad para aquellos dos y quien más pudiera
estar por ahí cerca o fueran después a contarles el ilícito acto que acababan
de ver que se cometía entre mis labios de señora casada y aquel grueso pene que
me tenía tan llena la boca.
Al momento de saber
lo que aquel despreciable hombre había propiciado que sucediera después , mi
angustia era absoluta y me hizo sentir absolutamente perdida y arrepentida de
mi estúpida ingenuidad que pese a todo me condicionó a que siguiera prestando
mi boca a modo de deposito para la inmundicia que aun salía de la punta de éste
hacia mí.
Hasta que así, ya
cuando hubo terminado de derramarse
dentro de mis labios, con voz calmada me dijo: ‑No sé como es que dice que nunca le ha dejado hacer esto a su
marido señora., si se ve que es usted tan buena para mamarle la reata a un
hombre ... Se ve que en usted esto
se da natural.‑
Lanzó el sucio
comentario y luego añadió con sorna...
–Casi se me sale hasta el cerebro con esa boquita que usted tiene....
Para mortificarme
aun más sugiriendo : ‑¡Ahh ya se!., usted es de esas señoras
bien portaditas en casa que se niegan a complacer a sus maridos con las cosas
que ellos les piden por miedo a que estos se den cuenta o sospechen lo putas
cabronas que son., no es así?‑
Cuestionó y culminó ‑Por lo
que yo pude ver, le apuesto que no soy el primero al que usted le hace venirse
así aunque no sé si muy seguido lo haga tan cerca de su marido o estando éste
presente...
Yo no podía creer
todo lo que acababa de ocurrir en
aquella fiesta. Por primera vez le
había faltado a mi marido, había gozado siéndole infiel de tan vil manera con
su jefe y de menos dos personas ya se habían enterado de mi inapropiada
conducta.
– Era toda una
estúpida – Pensé para mí lamentando lo
que acaba de suceder y en lo que en un santiamén me había convertido.
Quería pararme de
aquel sitio e ir a buscarlos antes de que ellos entraran y poder pedirles que
por favor no fueran a contarle a nadie
lo que habían visto, pero me moría de vergüenza nada más de verlos,. por lo
que cuando dieron la vuelta para hacer
mutis y regresar a la casa, y noté como
mientras el hombre parecía querer seguir contemplándome allí arrodillada frente
al muy infeliz dueño de la propiedad y anfitrión de la noche con su inmenso
garrote clavado todo dentro de aquella boca que se prestaba a modo de
recipiente para su semen., por su parte la mujer meneando la cabeza de un lado
a otro con gesto indignado en señal desaprobatoria de mi conducta. E
imposibilitada de salir a su encuentro por tan distintos factores como lo eran
el hecho de que el sujeto que de tan deleznable manera me había envilecido a mí , a mi esposo , mis
hijos y los labios con los que afectuosamente
los besaba tan llena de amor al parecer aun no había terminado conmigo
ni me había dicho que podía ya retirarme., hizo que entendiera que no tenía más
que confiar en la discreción que pudieran tener .
‑Hummm., en verdad
que con una mujercita así como tú, tu marido no debería de tener ningún
problema por conseguir empleo o convencer a los clientes. ‑ ... Dijo él dispuesto a ensañarse aún más
conmigo y hacerme avergonzar por haberme dejado convencer tan fácilmente. ante
sus insanos deseos.
Yo caía cada vez
más en cuenta de la gravedad de mis actos y la manera en que los mismos podrían
cambiar mi futuro al lado de Daniely nuestra relación., pero no sabia que hacer
y me encontraba asustada y confundida al extremo. Amén de no tener idea de que hacer a continuación, cuando él
sacó de mi boca su miembro que poco a poco comenzaba a desinflarse. Mi primera reacción fue tratar de agacharme y escupir el semen con
que me había inundado pero en la posición en que me encontraba y aún con su
pene empalmado entre mis pechos y aprisionado con mi brassiere me pareció que sería muy fácil que algo de su sustancia
se derramara sobre de mí o mis ropas.
Por su parte él,
dueño de sus dominios, pareciendo no preocuparle en lo más mínimo nada de lo sucedido,
ni haber sido descubiertos por sus invitados,
me veía algo divertido de la predicamento en que me encontraba, cuando
pidió .‑ Oye Helenita., ya que estás
allá abajo, ¿ te puedo pedir un favor?...
A lo que yo
sintiendo que aquello era lo mas apropiado ,dada la condición a la que ahora
enfrentaba ya en tal desventaja, asentí con la cabeza sin reparar en ese
momento en lo dolosa de su manera de dirigirse a mi. ‑Alcánzame tus calzoncitos que si no se van a ensuciar allá
abajo en el pasto‑
Fue la petición tal
que como dije antes , en medio de mi aturdimiento no alcancé a pensar para
cuando me di cuenta de que tal cual me había sido solicitado, yo ya los había
recogido y entregado en su mano.
Al extendérsela, él
tomó la prenda de entre mis dedos y haciéndola una bolita la acerco a su nariz
para inhalar el fuerte aroma que de mi feminidad habrían quedado impregnados,
para después dejándolos extenderse, bajar su mano hacia mi rostro y limpiar de
mis mejillas todo rastro de sus fluidos corporales y después enrollando
alrededor de su miembro aquella diminuta, pero ‑para mí ‑ sumamente preciada y
muy simbólica prenda, que terminó siendo usada por él para limpiarse con ésta
su flácido miembro que pronto embarró con su viscosa sustancia por todas partes
el delicado material con que habían sido confeccionada para cubrirme y ser
usada por mí..
... ¿Tú sabes lo
que acabas de hacer?‑ Me hizo la
pregunta mientras terminaba de limpiarse.
Yo con la boca
llena aun de aquel semen simplemente no contesté nada; y victima ya totalmente
de mis remordimientos, quedé callada tratando de desaparecer de su mirada
cuando él contesto por mí:
..‑ Ni más ni menos
te acabas de convertir en la más puta de las putas que yo haya tenido., y yo te
acabo de marcar de ahora en adelante como una simple y vulgar pirujita de
ocasión. Que serás mi detallito de
confianza, pues de otra manera le contaré a tu marido las cosas que tú haces estando él cerca., para que se
imagine hasta las que no harás cuando él esta lejos.
Luego continuó su asalto a mi dignidad emputecida. ‑De aquí en adelante serás Helena o Señora De Autrey cuando estés con
tu marido o conocidos., pero cuado vayas conmigo o mis amigos serás Helenita la
Putita amiga de su jefe o la putona señora de Daniel!!!”
Entonces notando que yo no atinaba a pasar el pesado semen que el había
arrojado dentro de mí apenas hacía unos cuantos momentos atrás, terminó
acercando a mi rostro la mancillada prenda al tiempo que mas que preguntarme
fue una simple ordenanza. ‑ ¿ Que esperas
para tragarte toda la leche que me sacaste de los huevos?... ‑
Y enseguida extender la instrucción:
¡Trágatelos!... trágate todo mi licuado de ostiones, si no quieres que
te unte con tus mismos calzones toda la jeta y después vaya y delante de todos
se los arroje en la cara al idiota de tu marido. y así junto con él, que
seguramente los reconocerá, todos los demás vean como se ven embarrados tus
calzones con ellos y después te haga que vbayas y entres para que te vean con
la cara toda embarrada con mi leche.
Amenaza ante la cual, sin más tuve que acceder., y así tal como me lo
indicara después de tragar semen por primera vez en mi vida, abrir la boca para
mostrarle que ya me había pasado todo aquel caldo viscoso que él había
depositado en mí y que ahora había ido
a parar a mi estomago junto la comida que habían ofrecido durante la cena.
Totalmente vencida y derrotada
como nunca sentí que lo hubiera estado antes., luego llegó el acto final con el
que aprovechándose de mi condición de esposa y ahora señora infiel y sumisa
ante un nuevo hombre, me hizo pararme y que me acomodara las ropas mientras me
decía que pronto me llamaría o de
manera discreta me haría saber con mi
marido cuando sería la próxima vez que me vería. Caso que seguramente ocurriría cuando él lo enviara de viaje al
interior del país y que cuando me viera
se aseguraría de que yo luciera incluso todavía más a su gusto., o más “putona”
– como pronto después de aquella noche, descubrí que él gustaba decirme a
mí. Y que en adelante sería una palabra
que escucharía de manera frecuente.
Así todas las cosas, cuando a excepción de mis panties, lo mejor que
pude hube terminado de acomodarme el resto de las prendas que llevaba puestas
conmigo aquella noche, estaba por pedirle a él mis empapados y sucios panties,
pues no sabía como explicarle después a mi marido el haberlos perdido., cuando
él, que noto que yo extendía mi mano para intentar arrebatárselos y hacerme de
ellos de nuevo, se dio cuenta de mi angustia por recuperarlos y me indico que
si los quería tener de vuelta., tendría que ponérmelos enseguida. A lo que reclame que los quería de vuelta
pero quería lavarlos antes de ponérmelos nuevamente.
Sin embargo él se opuso a esto y con la misma amenaza de enlodarme con
ellos por todo el cuerpo y rostro, me hizo levantarme nuevamente la falda y
separando las piernas dejarle colocármelos en su sitio para anudar sus cintas
alrededor de mis caderas y permitirle ver como se me veían puestos. Mientras que yo de inmediato sentí como
aquel viscoso caldo con que los había embarrado casi en su totalidad, comenzaba
a embadurnárseme por la entrepierna, vellos púbicos y parte de los glúteos que
de inmediato sentí pegosteárseme contra su tela, haciéndome sentir totalmente
embarrada con su jugo.
Una vez que hubo terminado de contemplar su obra se me acercó y dándome
un beso en la mejilla se aproximó hacia mi oído y supongo que dando las gracias
a su manera me dijo: ‑ Gracias Señora
Autrey., es usted muy amable, puede decir a su marido que al menos por el
momento podrá pasar a cobrar su cheque de la siguiente quincena‑... Y
dándome una suave palmada en el área cercana a mi triangulo sacro lumbar
para abarcar a mis dos glúteos de una sola pasada, despedirse de mí y retirarse
rumbo a la casa.
Yo esperé un rato más sintiendo entre mis piernas, sobre mi pubís y
glúteos, aquella pegajosa crema que
parecía comenzar a secarse., hasta quearfmándome de valor decidí volver a la
casa y tratar de entrar como si nada hubiera ocurrido. Pero tal y como sucedió y ustedes podrán
imaginar, en vez de encontrar la calma y simplemente poder reunirme con mi
marido para pedirle que regresáramos a nuestro hogar., justo cuando entré vi al infeliz éste
parado muy cerca de mi querido Daniel,
conversando con un hombre a quien para indicarle que volteara a mirar le
diera un codazo, de inmediato reaccionó y cuando volteo a verme le vi como una
no muy circunspecta sonrisa se le dibujaba de lado a lado en el rostro antes de
que asintiendo con la cabeza siguiera escuchando lo que este le decía, mientras
que alzando hacia mí la copa de lo que fuera que estuviese bebiendo, a modo de
brindes su sonrisa aumentara al verme pasar con dirección hacia el baño.
Minutos mas tarde luego de refrescarme un poco, estaba por decidir que
hacer al respecto de mis labios y estropeadas pantaletitas, cuando alguien me
impidió que hiciera cualquier cosa que pudiera habérsele ocurrido a mi cabeza y
de pronto comenzó a pedirme que le cediera el uso del tocador por una causa de
fuerza mayor que tenía.
“¿Usted cree tener una urgencia?...
no sabe lo que diría si le cuento o le muestro el estado en que me yo me
estoy” ... – recuerdo que quise
gritarle a través de la puerta para que dejara de fastidiarme y me diera tiempo
de decidir lo que haría., pero no
queriendo tener ya otro desaguisado, lo único que me quedó por hacer fue reunir
los arrestos dignidad que au pudieran quedarme guardados y salir en
busca de mi engañado marido.
Después de salir del baño , sin haber podido arreglarme con propiedad
por fin volví a encontrar a mi esposo y movida por un viento de resolución que
me hizo caminar como la más bella de todas las santas mujeres, sobre mis
estilizados zapatos me dirigí hacia él lo más serena que pude hasta que al
pasar cerca de una mesa en la que había servidos unos bocadillos, junto a la
que se encontraba parada la secretaria de mi marido y otras dos mujeres., aquel
casi mágico impulso empezó abandonar al escuchar que murmuraban a mis expensas.
Y a mis espaldas oírle decir a alguna de ellas que era yo una indecente e impúdica adultera cualquiera.
Y a mí, sin más que alegar ante lo que ella o había visto o la otra
hubiera podido decirle ya a esas horas, no me quedo más que aguantarme la pena
, intentar no sonrojarme y esperar que al menos mi reputación quedara entre
ellas y no le contaran a mi marido nada de lo sucedido.
Ya después de una particularmente
difícil tanda de despedidas y falsos cumplidos y buenos deseos, nos
despedimos y yo regresé con mi esposo a casa sintiendo durante todo el trayecto
el semen de otro hombre secándoseme bajo el vestido y endureciéndose sobre el
material de aquellas pantaletas que tanto sabía yo que le gustaban a mi marido
que poco o nada sospechaba sobre como lucirían si acaso en ese momento por mala
fortuna o antojo él hubiera osado a levantar la tela de mi falda...
Así, aquello fue sólo el principio pero tal y como dije antes, aunque después ocurrieron más situaciones
entre Daniel, su jefe y mi cada vez más perdida conciencia, que ocasionó que
poco a poco nuestra relación fuera cambiando, aunque todavía hay cosas de mí
que él no sospecha que yo he hecho o
tuve que hacer por él y los niños, pero que por obvias razones preferiría no
contar a no ser que a alguno de ustedes
les pudiera interesar saber.
Confesión a Ludo Mentis
Redacción GO Tigers.
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Con gusto recibiremos sus
comentarios respecto a este trabajo directamente en LudoMentisDSoyArte.Blogspot.com o cualquiera de nuestros correos:
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Excelente Ludo !
ResponderEliminargracias amigo !!!
romeo1515
Gracias Romeo., gracias:
ResponderEliminarMe pregunto si no me pasé un poco de "descriptivo" y soez con la boquita del jefe que parece a mi manera de ver, boca de carretonero...
extranaba esto querido amigo. sabes que me encantan bien perras y mejor si hay alguien se se aproveche de ella. pobre marido, ya todos en la oficina deben estar hablando de la boquita "O" de su esposa
ResponderEliminarFrancisco
Gracias Panchisco:
EliminarAunque sé que nuestros momentos ya no coinciden como antes, siempre has estado ahí para alentarme en distintas incursiones que he hecho con esto.
Celebro te hay gustado y consideres que aun tengo "ese toque"
Ludo
Hola Ludo,
ResponderEliminarno, para nada amigo, creo que eso justamente hace la diferencia entre una persona que se siente superior a su "presa" y es una manera de medirla.Por otro lado,aunque suene misógino, sadico, perverso, a la mujer le exita ese vocabulario soez y sustituye a la agresión física, que dentro de los límites que la misma pareja imponga,resulta sumamente cachondo.Yo tuve alguna vez una secretaria que cuando teníamos relaciones dentro de mi oficina, me pedía que le dijera "cochinadas" que a su marido ni en sueños le pediría.Ni modo ! naturaleza humana...y quienes somos nosotros para negarles la felicidad???
Un abrazo.
romeo1515
Hola señor autor, lo felicito por su trabajo tan sexi y quiero decir tantas cosas sobre el mismo que no se por donde empezar.
ResponderEliminarPrimeramente que me sorprende lo descriptivo y que no cae en lo sucio, al contrario me pareció muy artístico y por demás caliente.
Yo como la misma Helena no pude evitar que mis pantys se mojaran conforme las cosas iban pasando. Cada detalle y cada sensación descrita me hacen pensar que esto de verdad es una confesión y créanme que esto pasa mas comúnmente de lo que creen, madres que son capaces de hacer lo que sea por sus familias. Bueno, estaré al pendiente de su blogg que a penas he hurgado un poquito. Muchas gracias le mando un beso
Excelente relato, Ludo, como todos los tuyos.
ResponderEliminarPerdóname pero ando un poco perdido por tu blog, por favor, puedes decirme donde encontrar el capítulo 1, 1ª parte.
Gracias por tus relatos
Ok, ok, perdóname Ludo, ya lo vi más arriba. Voy a empezar a leerlo.
ResponderEliminarGracias.
a muchos de nosotros nos interesa saber, queremos saber mas
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