Asuntos de Intereses y Negocios
( ) Adaptación*
Ludo Mentis G.O. Tigers.
Todo por un Precio Especial
3º Acto - Escena 3ª ( Un
Cuarto con vista… )
Trastornado por la profunda sensación de iniquidad que me consumía
simplemente obvié la elemental precaución de ver que nadie allá adentro de la
otra cabaña o los encargados de atender estas o la recepción de motel, y como
si yo fuera de casa entré a la que tenía ya enfrente de mí, adentrándome en la
oscuridad de un pasillo que sin encontrar visible el interruptor de la
electricidad, apareció ante mí tan oscuro y lúgubre como las fauces de un lobo.
…¡No., si, sí está bien rica la
“ñora”!.— De repente sentí que el sonido de una voz
carrasposa proviniendo del interior con aquellas palabras me alertaban a que
tomara plena conciencia de la presencia de alguien más allí dentro.
¿Qué pasó?., ¡Ándale tú!... ¡Ya
pinche Manuel!, apúrate que si no se la van a empezar a picar y yo no sé cómo se maneja bien esta cosa… Tenemos que aprovechar que no está el mugre
Ramón apurándonos, ni dejándonos ver...
— En seguida me percaté de que fuera quien fuera el dueño de esa voz,
seguramente me confundía con alguien a quien esperaba.
—¿Qué pasó, si fuiste por los cigarros?.— Preguntó enseguida sin apartar la mirada de
un objeto que parecía irradiar cierta luz.
…¡Oiga!. ¡¿Me puede decir qué
está haciendo aquí dentro?!.—
Indignado de lo que inmediato entendí que hacían o hacía aquel hombre y
estaba por ocurrir si yo se lo permitía, le revelé mi presencia.
¡No, oiga no!., este cuarto no está disponible… Le estamos dando mantenimiento. — Después de un breve instante de desconcierto
reaccionó apartando la vista de destello de luz que iluminaba su rostro.
¿No está entonces en renta más que para ustedes cabrones?., ¡Bola de
malnacidos!... ¿Qué se supone que
hacen?... ¿Espiando y de pasada tomando
videos de las mujeres que entran aquí acompañadas para después
chantajearlas?...— Sorprendentemente hasta para mí, de entre mi indignación y
prolongado estado al borde nervios en que me hallaba, en vez de otra cosa
surgió de mi ser un súbito aire de aplomó y seguridad ante la circunstancia que
afortunadamente para mí y mi causa, se sostuvo e incluso se convirtió en algo
más cuando a lo anterior se sumó el conocimiento pleno de lo que seguramente
acababa yo impedir que ocurriera a costas de mi propia desgracia y los malos
pasos de mi mujer. Aquella a la que este
tipo pensaba grabar en compañía de su amante en momentos tan íntimos.
De la seguridad y el aplomo, cuando entre las umbrosas visiones que me
permitía tener de él la luz del dispositivo con que pensaban captar a mi esposa
en cuarto de al lado, le vi moviendo una mano para buscar un aparato que
llevaba sujetado en su cincho, llegando todavía más lejos y en un movimiento
digno del mejor y más audaz personaje de
acción de las películas de espionaje., en un pase a “la Bourne” ni siquiera le
di tiempo para que, antes de que oprimiera el botón que activaría la señal de
salida, ya se lo había yo arrebatado y ahora lo tenía yo en mis manos y justo
delante de él para luego decirle:
“Mira, tu aprietas esté botón y yo me aseguro que tú, tu amigo, tu jefe
y hasta el dueño de este lupanar lleno de putas acaben en la estación policiaca
explicando que otras cosas más hacen aquí además de rentar cuartos casi por
hora”… “¿Me explico?”…
Terminé de decirle sacando del bolsillo interior de mi saco mi agenda y abriéndola fugazmente frente a sus ojos para
intimidarlo haciéndolo creer que le mostraba una identificación oficial que ‑
aparte de a él sin trabajo‑, más pronto los pondría a todos juntos a declarar
ante el abogado procurador de la ley.
—¡No mi Jefe!... ¡Yo le juro que no!... ¡Nunca
lo había yo hecho!... ¿¡Por favor
si Jefecito!?... ¿Cómo quiere que se lo
demuestre?... — Lo escuché ahora casi
implorándome que le creyera y me apiadara de él.
—Pues mira no sé… — Le dije primero sabiendo que ya me había creído todo aquel cuento. —¿Por qué no empiezas por decirme donde se
enciende la luz de aquí adentro y luego te largas?...— Con aire autoritario me dirigí hacia él.
—Sí Jefe, está bien. Sólo déjeme
apago esta cosa— Pidió acercando las
manos hacia el dispositivo de grabación que tenían montado sobre una especie de
atril o tripie que se veía que tenían ya
muy bien preparado y acondicionado
—¡No!., el radio y el aparato se quedan aquí… — Categóricamente y para
su mayor desconcierto atajé.
—¡Pero Jefe!... No sea así malo
conmigo… ¿Y si luego me llaman?...
¿Cómo los oigo o luego que les invento?... — Pidió extendiendo una mano para que yo le entregara al menos su
radio.
—¡Mira pendejo!... Hoy he tenido
una noche muy mala antes de llegar hasta acá… Pero para que veas que no soy
mala persona te voy a dejar que ahorita
que venga tu amigo Manuel o algún otro pendejo, le digas que el cuarto ya lo
rentaste a alguna otra pareja que entró.
Y así no acaban todos ustedes pasando la noche en la delegación, y tú
sin trabajo mañana. ¿estamos?...— Le
dije irritado y con ansias de poder hacerme de la pantalla de aquel dispositivo
en el que a juzgar por la errática danza de luces que tenuemente bañaban la
habitación de seguro algo ya registraba.
¿Pero?... ¿Y si lo renté?...
¿cómo les doy el dinero o que cosa les digo?...
— Siguió cayendo en mi juego.
—Mira, mi amigo., ¿Qué te parece si sólo te doy unos cinco billetes y
te vas a hacer lo que tengas que hacer y me dejas ya de una vez mirar que cosas
hacen del otro lado de esa pared?. Te
aseguro que de verdad no me quieres completamente enfadado y ya encabronado
contigo — Le propuse , bordeando la
hoguera de la buena suerte que hasta ese momento había y mismo encendido. Y
diciendo y haciendo, saqué mi cartera y
luego de buscar un poco dentro de esta, aparte un par de billetes verdes que,
por coincidencia alguien me había entregado esa misma semana y yo aún
conservaba aun casi intactos. Y con la imagen del único de los
personajes que con todo y no siendo presidente de los Estados Unidos de
Norteamerica, aun aparece en sus monedas.,
dando la cara hacia mi interlocutor se los extendí para que los tomara.
Y le ofrecí.
—Esos son para ti. Los otros tres te los doy cuando me vaya de aquí sin
que me hayan causado otras molestias ni tú, ni tu amigo… ¿Te parece?... Te aseguro que con eso queda todo más que
pagado y yo te estaré agradecido.
Sí, está bien Jefe, Ya sabe que
yo no diré ni una palabra…— Aceptó
antes de titubear y con nerviosismo decirme que tendría que ir a tomar una
ficha para el registro.
—Si hombre, está bien… Tú no te
apures…— Lo calmé antes de distinguir un leve murmullo de voces que apenas
podían percibirse, pero que al descubrir
entre las bajas cualidades de audio con sonido electrónica la que me pareció
ser la voz de mi esposa, llegó a mí como
el chasquido que produjera un látigo siendo lanzado con furia hacia mi
consciencia , e inesperadamente tuvo el efecto de hacer que surgiera dentro de
mí aquella inquietud apremiante de poder hacerme a la mar de mis retorcida y
seguramente muy ignominiosa perversidad.
Con todo, al sentirme flaquear de nuevo justo antes de que por fin
acercándome hacia la pantallita para ver si de cerca se alcanzaba a escuchar
algo mejor, al tiempo en que tapando metálico sonido con mi voz por unos
instantes le pregunte acerca de dos
dudas que de pronto me pareció vital cuestionarle y conocer la respuesta:
Siendo una de estas, si sabía él
desde hacía cuanto ella había entrado.
¿Si acaso ya habían estado esperándola?... ¿O había ella entrado sola o acompañada?
. Y:
— “¿Sirve esto para escuchar del
otro lado lo que se dicen?”… — Fue la otra
más concisa pregunta.
Sí, sí sirve aunque a veces se
escucha muy bajo Patrón… — Se delató a
si mismo antes de recomponer:
—Bueno, eso es lo que les he
oído que dicen… Usted sabe.— Añadiendo enseguida: —Pero si le sube usted otro poquito o se
pone un audífono de seguro si escucha…
Terminando por aclararme las dudas más allá de lo que yo hubiera
esperado al decir: —“La señorita que está
allí adentro estaba esperando a los dos caballeros que entraron poco antes que
usted Caballero…—
Diciéndome esto justo en instante que oteando dentro del visor de
cristal líquido empezaba yo a registrar con mis ojos lo que vería.
—Está bien. Ahora por favor
déjame estar aquí solo un rato., ve a buscar tu tarjetón de registro o a hacer
lo que tengas que hacer y regresa más tarde para que te pague.— Finalmente le pedí sin apartar la vista de la
visión del visor para irme adecuando a la luz.
—¿Le enciendo o le dejo apagadas las luces?... Si usted quiere allí hay un banco que le puede servir…
Eso fue lo último que pude tener en conciencia antes comprender que era
lo que mis ojos veían a través del dispositivo electrónico que usaban para a
abusar de la confianza de los usuarios que visitaban aquel sitio
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cibernetico don ludo , nos dejas en ascuas magoes
ResponderEliminar2 parte.-
ResponderEliminarTú sabes que me gustan todas tus series, pero Esta…
Me resulta muy refrescante porque ya lo dije anteriormente
A).-La esposa es quien tiene la voz cantante, es decir quién guía esta aventura, con la astucia y picardía femenina, ¿A donde nos llevara ella? No lo sé, pero yo tengo mucho morbo, perdón quise decir mucha “curiosidad.”
3 parte.-
ResponderEliminarEn tus series Cosa originales son las frases, resultan muy estimulantes y a pesar que sería imposible mencionarlas todas, NO por eso voy a dejar intentar reconocerlas;
En el capítulo 3 de asuntos de interés la frase:
“Tú sólo acuérdate cuando estés con una puta no le beses los labios” Si le besas la boca o ahí abajo estarás besando los palos de todos con los que se haya acostado
¿Aplicaría dicha conseja de no besarla sabiéndola puta? ¿O en que momento era oportuno volver a besarla si la puta en cuestión era la esposa de uno?
“pero que agradecería vieras como había dejado él a tu esposa”
En el capítulo 4 de asuntos de interés la frase:
¿cómo está el esposo de mi “noviecita”?
En el capítulo 5 de asuntos de interés la frase:
“La señorita que está allí adentro estaba esperando a los dos caballeros que entraron poco antes que usted Caballero… (¡SON DOS!)
Que casi se me salen los ojos cuando leo esto, ¡GENIAL!