Asuntos de Intereses y
Negocios ( )
Adaptación*
Ludo Mentis G.O. Tigers.
2ª escena ( La cita… )
Nada más sucedió durante el
resto del día., después de pagar la cuenta del restaurante, que como
galantería y gastos de representación por parte mía hacia los futuros cabildeos
y buenos oficios de mi esposa, cubrí esperando que al menos algo bueno surgiera de la llamada
que haría al tal Romeo. Y en eso, ya por
la tarde me hallaba intentando hilar algunos pensamientos para redactarlos en
unos correos que tendría que hacer llegar a otras dos casas de bolsas con las
que ya había fijado postura respecto al interés de mi propia inversión, cuando
la tan ansiada llamada llegó.
—Oye Papí ., ¿No tenemos o tienes tú ningún otro plan o nada que hacer
esta noche?... ¿verdad?— Del otro lado de la línea escuché la voz de mi esposa que me preguntaba
a rajatabla.
—No… Bueno, no que yo sepa. No
me digas que te dijo este amigo que lo viéramos
esta noche o algo…— En mi eterno
afán de ir procrastinando las cosas iba
a pedirle que de serle posible, si esta persona le había dado la posibilidad
que lo viéramos, lo hiciéramos por la mañana
en algún desayuno o sus oficinas para que habláramos y tal vez nos presentara un
prospectus para la inversión.
Pero en vez de eso, acerté a decirle que no recordaba yo tener nada
atorado o que hubiera planeado que hiciéramos y le pregunté: — ¿Hay
que ir de saco y corbata?, o puedo ir con algo casual?...
—No, tú puedes quedarte como quiera que andes vestido… Pero te pregunto porque creo que tengo una
cita…— Luego de aquellas palabras el
teléfono pareció quedar como mudo por unos cuantos instantes.
—¿Crees que tienes una cita, o sabes que tienes una cita?— Luego de recomponerme de la sorpresa que
ocasionó que el corazón me diera un vuelco hallé la compostura para responder
con mi cuestionamiento.
—Bueno, es que no sé, por eso te llamo…
Digo si es que no tenemos nada y tú estás de acuerdo para que yo pueda
aceptar.
— A ver Veró, me digas que si ya te invitó, tú no contabas con que sólo
me lo dirías…— Quise intentar hacerme un poco difícil.
—Bueno, sí, está bien viejo gruñón… Hemmm…bueno es cierto, pero mira,
es que sólo quería decirte por que habíamos quedado que en la noche
hablaríamos, pero ya no sé si le digo que sí,
hasta que hora pueda llegar yo
hoy por la noche o adonde me lleve., Dani no está y necesitaba saber si tu ibas a estar para que
el niño se quede contigo…
Por demás queda decir que terminé helado, sintiendo una vez más que
la vida se me iba del cuerpo ante
semejante confesión o descaro que sin más me estallaba directo al oído para
entrame enseguida por la cabeza y terminar por dejarme pasmado. Allí estaba sin más aquella señora., mi
esposa que durante el desayuno me había
torturado sin querer admitir que clase de relación tenía con el sujeto
con el que seguramente ahora saldría por la noche.
—Ah vaya… — Repliqué en cuanto
pude volver a decir algo.
…Y me supongo que ahora me dirás que la cita es con el Señor del
cuerpazo que está riquísimo… Y de pronto se le ocurrió verte para comentar que
estrategia puede resultar útil para que él la trabaje en la noche y mañana por
la mañana me la presente.— Jugando un
poco aquel juego que con tanta desventaja muy mal jugaba ante ella, quise al
menos intentar hacerla caer fuera de su zona de confort.
—¿Si es con él la cita?...
¿Verdad Vero?... — Quise
asegurarme de no estar equivocando el camino.
—Romero no es el Señor del cuerpazo Papito., y se llama Romeo… Y sí., la cita es con él Papi. Ya me dijo que sí pero hay algunas cosas que
quiere mostrarme antes de verte.— Con
un notorio dejo de ternura y buen ánimo pareció resultarle importante a Verónica
que dejara yo de referirme hacia él como hasta ahora lo había hecho. Cuestión por la que no quise ya ser tan
molesto y apartando de mi cabeza la posible clase de cosas que el tal Romeo, el
asesor de financiero de mi señora podría querer mostrarle en la noche durante
la cena o más tarde luego del postre que ya me adelantaba yo a imaginar cómo
sería.
—Está bien entonces Vero, pues ve a ver qué cosa quiere enseñarte… Salvo por lo de quedarme con el niño.
¿qué cosa te digo?., ya sabes que sí., ¿Quieres que vaya por él a algún
lado?... Nos vamos al cine pero si dime que cosa le digo. — Me ofrecí a hacer
de niñera.
—Si, se puede pasa por él al colegio., que se quedó a lo de las clases
de guitarra, y yo tengo que ir a otro lado antes de ir a cambiarme.— Continuaba inundando mi pequeño barquito.
—¿Vas a cambiarte y toda la cosa?... —
No pude evitar hacer la pregunta.
—Bueno, sí, de eso también iba a decirte algo., pero dime, no quiero
que te molestes, de veras le hable para que viéramos lo de la cuenta.— En una de esas extrañas ocasiones en las que
de pronto parecía sentirse culpable intentaba excusarse conmigo.
—No, no es eso Verónica, no es que me sienta molesto, sólo que no me
gusta pensar que aún haya cosas que no hayas querido contarme, y ya no sé si
cuando lo conozca el tipo éste piense que me está viendo la cara o que no tengo
ni idea que cosas hayan pasado entre ustedes… —
Busque hacerme entender de manera serena antes de decidirme a volver a
hacerle aquella pregunta.
—¿Si has estado con él?... Tú sabes… —
Buscaba no tener que decir las palabras exactas para no tener que
preguntarle de manera concisa si la había llevado a la cama aquel hombre.
—Sí… — Se hizo un breve aunque
profundamente incómodo silencio del otro lado línea.
—¿Cosa seria?... — quise saber.
—Sólo tres veces… — Después de la confesión, de nuevo vino el pesado
vacío del silencio.
… Dos antes de que volviéramos.—
“Y de seguro esta noche querrás llevarlo a tu casa para dejarlo que iguale
el score., sean dos durante nuestra
separación y otras dos ahora conmigo y te coja en tu cama toda la noche hasta
que te deje preñada con tu tercer hijo de padre distinto”— En mi mente casi alcancé a escucharme
soltándole la infame recriminación que por poco y alcanza a escapárseme de la
boca al enterarme de aquello. En vez de
aquel exabrupto, secando las ganas de soltar tan obsceno señalamiento que
pronto quiso surgir de lo más recóndito de mí retorcida dignidad, me limité a
sugerirle mi duda.
…¿Y la otra?., ¿ya cuando
habíamos vuelto?.—
—Sí… — Respondió lacónicamente. — Fue después de que hablamos acerca de
Federico y lo del embarazo… Teníamos
poco tiempo de haber vuelto— Con un
viso de añoranza pareció recordar tales momentos antes de añadir:
—Pensé que querrías que yo hiciera esas cosas con otros y no con
Federico… Fue en un tiempo que también
dejé de verlo a él pero nunca lo hablamos…
— Siguió aquel dejo de melancolía
o aire de complicación que terminó cuando me cuestiono: —¿Estás molesto conmigo?...
—No… Molesto no, sólo es que
hiciste que me acordara y no me esperaba las cosas así.— Por supuesto que aparte de lo que
contesté., mi cabeza voló de inmediato a
aquellos meses en los que por algún tiempo creí que habiendo sido abiertos y
honestos, luego de que ella escuchara acerca
de mis inquietantes sueños y aceptara comenzar a contarme aspectos de
las cosas que ella misma había hecho durante mi ausencia; con quienes había
estado saliendo; si había dejado de ver a Federico, o cualquier otra cosa que
yo suponía que eran verdades, entendí que su romance había terminado
definitivamente hasta que aquel volviera a buscarla.
Claro que ahora veía que aun pese a no haberme mentido, de seguro
existían pequeñas omisiones y olvidos de pequeños detalles como el del sujeto
con quien yo supuse que ella estaba saliendo cuando volvimos… —“Santas Bati confusiones y enredos Batman”
— Hubiera dicho el joven entenado del
mítico súper héroe. Lo que si resulta
seguro es que no fui yo quien no entendiera, sino que deliberadamente hasta ese
día ella había buscado que yo no me enterara de su relación con este hombre con
el que ahora saldría.
—Bueno., ¿pero y desde cuando ha estado pasando esto con él en esta
ocasión?., o ¿hay algo de lo que de veras deba enterarme acerca de él, Verónica?... — De
forma más sutil busque saber más detalles
…Sólo volví a verlo hace poco luego de que me pediste que buscara si
alguien más sabía o nos recomendaba sobre el dinero… Dos o tres veces, también este mes., pero
sólo hemos platicado… No creas que ha
pasado nada. Si quieres cuando
regrese, si estás despierto ya te platico…
Ahorita se ya se me está haciendo un poquito tarde para hacer unas
cosas.— Ofreció ella serena.
—¿Terminando todo temprano para tu cita?— Lleno de un contrito morbo quise provocarla
a que me dijera.
—Compras…— Me dijo primero., dejando brevemente en el
aire la posibilidad, antes de rematar:
—¿Puedo usar tu tarjeta?...
Tengo que ir a la tienda a hacer unas compras, buscarme algo bonito y
necesito un vestido que vi...
* * *
estimado Jordy,
ResponderEliminarme estoy poniendo al dia con el blog. Quedó miuy buena esta versión. me encanta
francisco