Nota

Te recordamos que las aportaciones incluidas en este blog son propiedad intelectual de sus creadores y estan registradas, por lo que su uso o publicación previamente no consentida constituye una violación a los derechos de autor internacionales vigentes. Antes de "Tomarlas Prestadas" sin aviso te agradeceremos contactarnos si requieres su uso.

martes, 13 de marzo de 2018

Buscando Mas Pruebas en Contra de Ella 2o Acto Pte 1

Como si esto fuera Plaza Sésamo, anuncio:

El siguiente fragmento es traído hasta usstedes por cortesía de la Palabra "Licor", de Licor 43... Espero les abra el antojo de saborearlo.


* * *
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°


Buscando  Mas  Pruebas  en   Contra  de  Ella  ® 
GO  Trigers,  Ludo  Mentis© 
Edicion  De   El  Escrutinador    ? 

2o  Acto  Pte  1  (  ¿Te  Vienen  las  Dudas?,  o  te  Importa  Un  Carajo?... ) 


Después de aquella incomoda cita, así pasaron varios días durante los cuales no pude apartar de mi cabeza sus palabras y la imagen de mi mujer, ya fuese entrando a algún hotel, besuqueándose con alguien afuera de algún antro o el asiento trasero de su propio vehículo, estacionado en algún lote muy apartado de un parqueadero bastante escondido; o a veces – en ocasiones llegaba a visualizarla dejándose acariciar de manera indebida e indecente adentro de un lujoso auto aparcado durante algún buen rato justo frente a la puerta de nuestra casa antes de que a ella la dejaran bajar. E incluso de pronto volando presurosa mi mente, la veía caminando por algún pasillo que la conducía a la habitación donde, sin ella suponer todo había sido arreglado para tenderle una trampa,  un vigoroso desconocido la tomaba entre sus brazos antes de llevarla a la cama donde para consumar el connivente e infame adulterio, ella le recibiría entre sus piernas.


Entonces, sin que mediara entre nosotros ninguna clase de acuerdo final o reserva, de pronto, aquellos pleitos y diferencias por las que en inicio había llegado al punto de considerar la necesidad del divorcio, bajaron de intensidad y tensión cuando en apariencia superficial todo volvió a la normalidad, e hicimos o tuvimos una especie de tregua, pero de cualquier manera yo seguí atento por si de la nada descubría cualquier rastro que denotara alguna señal extraña en su comportamiento; y así con frecuencia durante el día me comportaba de manera torpe al quedar por momentos absorto ante los cada vez más tremendos pensamientos que se me venían dentro de la cabeza junto a aquellos alucines e intentos por descifrar en su actitud algo que me indicara que Ricardo bien pudiera hallarse en lo cierto; tuviera razón, y de forma contundente y precisa delatara que ella salía con alguien, por lo que poco a poco comencé a fijarme en detalles como  la hora que salía de casa y regresaba de trabajar, así como la ropa que ella usaba en determinados días.

Así transcurrieron algunos otros días y semanas, hasta un fin de semana, ‑y de manera precisa, un sábado por la tarde‑, cuando regresé a casa tras hacer algunas compras en la enorme tienda del logo naranja, y al entrar me encontré a nuestra joven cuñada sentada  plácidamente en la sala ocupando uno de los amplios y mullidos cojines del sofá esquinero que llena buena parte de ésta. Y al momento que entré, se hallaba sentada e instalada en su sitio tomando el trago de lo que parecía ser un carajillo bastante bien preparado y bien presentado en su copa redonda de la cual ella tomaba cuando la saludé para preguntarle enseguida por qué era que salvo por la otra copa que se hallaba sobre le mesita de centro para acompañar a la que ella sostenía entre sus dedos, era que no se veía ningún rastro de mi mujer alrededor.  

Denotando entonces ya desde ese momento cierta actitud que cambió del absoluto desparpajo que de  improviso y en un santiamén pareció convertirse en algún grado de velada sorpresa e incomodidad, muy semejante a la que demuestran los que sin sospechárselo son sorprendidos en circunstancias comprometedoras, pese a lo cual tras escuchar  mi pregunta, luego de saludar y hacer una pequeña plática, ella me dijo que mi mujer se encontraba en el baño probándose un vestido que entre otras cosas que habían hecho durante la tarde, le acababa de acompañar a comprarse.

Ah bueno… ¿Y qué?... ¿algo bonito o  cualquier cosa de esas sin chiste que luego se compran ustedes?‑  Pregunté al tiempo en que movido por el antojo me dirigí hacia el área del comedor y cocina para prepárame a mí mismo uno de aquellos aromáticos elixires a base de licor y café.

Continuando a distancia una especie de plática sin mayor trascendencia, me dispuse bien servido mi trago, y después sin regresar al vestíbulo de la entrada o la sala, permanecí cerca de la barra abierta de nuestra cocina y bebí de mi copa dando algunos sorbos que alterné  entre una bocanada de humo y el aromático trago… Mientras consumía de ambos tranquilizantes, pero sin saber precisar el motivo de una extraña inquietud que forma inesperada pareció apoderarse de mí de improviso, decidí quedar allí mismo aprovechando el resguardo que me proporcionaba la lejanía y ubicación de aquel punto de nuestra casa desde donde podía sentirme seguro de todo lo que sucediera.    No obstante me resultaba algo incómodo de vivir la sensación que se me sobrevino al sentir como si me encontrase yo agazapado a los márgenes de algún territorio enemigo al que temiera aventurarme de nuevo a pisar sin antes haber visto cualquier posible peligro que pudiese correr en las inmediaciones de mi propia casa.

Aquello que de pronto me sucedía era algo bastante inoportuno, como si fuese yo un completo extranjero que estuviese a punto de invadir la privacidad del momento que hasta esos momentos habían compartido entre ambas, y como si por alguna extraña cuestión que en dichos instantes no atinara yo a adivinar, tuve la sensación de estar teniendo un presagio cuando tras unos minutos más que pasaron, desde mi sitio por fin vi a mi esposa bajar a reencontrarse con su cuñada.

Reapareciendo entonces Mónica llegando a la base de la propia escalera antes de dirigirse a la sala para que ésta pudiera verle luciendo un elegante vestido azul cuyo dobladillo caía hasta el tobillo, por ende, sin  mostrar en modo alguno nada debido a lo largo de la confección, empero de manera latente resaltaba su agradable figura de manera especial que modelaba la parte alta de su trasero y ceñía su cintura para sin dejar de ajustarse a su cuerpo rematar por delante en un encantador escote que dejaba ‑ sino ya la mitad ‑, o porción semejante a la misma, de menos si una obsequiosa parte de sus voluptuosos senos de señora casada y madre de dos.  Tales que pude apreciar cuando, quizás alertada por su propia invitada, luego de modelarle y dejarle apreciar la prenda vestida por ella, volteó por fin a saludar y mirarme antes de volver a preguntar que opinaba del mismo.

Caso a lo que su cuñada que ya antes le había dicho que en definitiva le favorecía mucho, e incluso la recalcó y aumentó que en ocasiones desearía ser un poco más dotada de la parte superior de su cuerpo para poder lucir como ella lucía con tal tipo de escotes.

‑Bueno…¿Y tú que haces allá  paradote?... ¿A ti que te parece como me queda?...‑ En modo despreocupado y poco solemne, de momento mi esposa resolvió mi inesperada incomodidad suspendiendo su improvisada sesión de modelaje casero cuando preguntó mi opinión, antes de preguntar había dejado a el niño en casa de sus  pequeños primos.

Instantes después, tras modelar otro poco para su cuñada y lo poco o mucho que alcanzase a mirar de su propia persona en el amplio reflejo del espejo de nuestra sala de estar, Mónica pareció querer convencerse a sí misma de lo bien que todo aquello lucía, y sólo terminó cuando alzó de la mesa el cristal de la copa, tomó un trago de su carajillo, y tras pedirme que atendiera a nuestra pariente, y volviendo hacia la escalera regresó a cambiarse, dejándonos de nueva cuenta a su cuñada y a mí solos allí abajo.

Entonces luego de ver subir a mi esposa con rumbo a nuestra recamara me acerqué a mi cuñada ‑que a su vez se levantó de su asiento‑ antes de que yo mismo llegara y se ofreció a ayudarme a que le prepara otro trago mientras esperábamos a que volviera.    –Tiempo que pretendí aprovechar para indagar con cierta cautela ‑.

Así en tanto que nos encargábamos de calentar otro poco el café, y no queriendo tener un nuevo roce con la madre de mi pequeño; en tono confidente pregunté a mi cuñada, si acaso me estaba olvidando de alguna ocasión especial que ella supiera pues no recordaba tener nada similar a una fiesta o celebración en puerta que motivase tal selección, y suponía que mi mujer habría comprado el vestido con tal motivo.

Pregunta hecha de manera cuasi del todo exprofeso, a la cual ella me dijo que en verdad no lo sabía bien, pues ‑a su decir‑, Mónica sólo le había confiado que necesitaba alguna ropa nueva por simple antojo, pero que también escogería algo para atender alguna especie de evento o compromisos que atendería pronto, pero no dijo cual, ni cuando éste sería.

Tras un poco más de plática entre los dos que esperábamos, empecé a notar que caíamos de nuevo en cierta incomodidad que causaba yo en Alejandra con mis preguntas y desatinos, por lo que decidí  cesar en mi intento de averiguaciones cuando de pronto, luego de haber oído  los pasos de Mónica descendiendo por la escalera, para el momento en que ambos volteamos, ella pareció haberse escurrido de nuestras vistas; por lo que los dos nos quedamos mirando extrañados y nos preguntamos entre nosotros. 

‑¿Sí bajó?... ¿No?... 

* * *
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°



Buscando  Mas  Pruebas  en   Contra  de  Ella  ® 
GO  Trigers,  Ludo  Mentis© 
Edicion  De   El  Escrutinador    ? 

3er  Acto  Pte  1  ( Si,  si  Bajo!...  -  Pero, Te  Gusta  como  se  Ve?!...)


‑Sí, yo la acabo de oír… ‑  No recuerdo bien ni quien preguntó o de entre nosotros dos quien contestó, aunque no tiene mayor importancia.  O quizás fuese mejor dicho que, al menos hasta ese momento no consideré que tuviese relevancia  ninguna, pero cuando ambos volvimos hacia la sala a esperar a mi esposa, de pronto  sentí como si las causas se fuesen cercando en torno de mí, y él modo de comportarse de mi cuñada cambió otro poco de nuevo ante mi atribulada inquietud.  Y más aún esto se acrecentó dentro de mí al instante en que sin –hasta dicho momento – haber precisado en donde se hallaba ella escondida u oculta, ya estando nosotros dos con mi cuñada en la sala , se escuchó desde el baño la voz de Mónica preguntando a Alejandra :

"¿Estás segura de que éste no se pasa un poco ya más de la raya?"…‑ 


2 comentarios: