domingo, 15 de julio de 2018
El Whats Indiscreto...
En
realidad a veces es, digamos que un poco incómodo hallarse casado o emocionalmente
ligado a una mujer atractiva, pues a menudo esto suscita encuentros y desencuentros
un tanto comprometedores o embarazosos.
Hace
no mucho, como parte de sus funciones como asistente personal de un empresario para
el que ella trabaja, a mi esposa le fue necesario darse a la tarea de conseguir
un vehículo nuevo para la señora del citado sujeto. Situación que ocasionó que con afán de ayudarle
al encargo concertara yo una cita con un amigo que trabaja en una concesionaria
de autos cercana a la compañía donde ella labora.
Apenas
un rato más tarde de que ella visitara el
piso de ventas, noté un mensaje que enviado y re enviado, me llegó a un grupo de
amigos del whatsapp del que yo formaba parte hacia unos meses atrás, y que de seguro
por error u omisión e inoportuna indiscreción de mi amigo o alguien, también apareció
mandado a mi cuenta , pues hacía rato que yo no usaba el número o grupo al que fue enviado ynas fotos junto con este
video de la visita de mi esposa a la agencia, el cual llegó con el texto añadido:
Miren no más quien acaba de venir a buscarme para comprarse una camionetota...
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Gracias Manuel por su apoyo en editar el video
Buscando Mas Pruebas en Contra de Ella - 4o Acto Pte 1
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Buscando Mas Pruebas en Contra
de Ella ®
GO Trigers, Ludo Mentis©
Edicion De El Escrutinador ?
4o Acto Pte 1 ( ¿Carajo!, Carajo!,
Carajillo?!... )
Pese a mantener mi sonrisa y conseguir demostrar una ficticia ecuanimidad,
víctima de la sorpresa casi me hace soltar mi globo y caerse mi cara también hasta
el piso. De golpe ahora todo giraba y
cambiaba en modo por demás drástico, pasando de lo ardoroso a lo álgido en un
santiamén, dejándome confundido, fundido, y helado a la vez, pero cuando, tras
soltar el incendiario bombazo, Mónica dejó de observarse y comportándose como
si nada o algo por completo normal hubiese dicho a lo que tan sólo faltaba que
yo asimilara luego de comprenderlo, a tal sensación de desconcierto sumó la que
vino al momento que estando por pasar frente a mí de pronto detuvo su paso para
recoger la abombada esferita de vidrio que contenía el trago de tibio café y ambarino
licor mezclado con hielos ya derretidos; y dándome la espalda se inclinó a tomarla
de donde ésta se hallaba dispuesta sobre la mesa de centro, preguntando
entonces lo obvio y por demás evidente: ‑¿Es éste el mío?
Pregunta tan superflua e insulsa, y con respuesta tan incuestionable como
la visión de su ostentoso trasero mostrado ante mi embrollada atención bajo la
luz vertida encima de ella por las
luminarias de nuestra sala, que sin proponérselo, al bañar en dramática forma
el sitio donde ahora se hallaba inclinada, permitió que al verla en tal
posición sintiera un aguijonazo directo de ansias perras y angustias, que sentí
pincharme en el estómago al confirmar con la vista lo que desde antes ya
suponía yo por demás también tan evidente como su pretendida pregunta. Y es que
nada más soltar la pupila de un tuerto, tanto como yo, y de inmediato éste
también se daría cuenta de lo inapropiado que resultaría para ella el lucirse
con esa prenda delante del demás personal de su oficina.
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