Nota

Te recordamos que las aportaciones incluidas en este blog son propiedad intelectual de sus creadores y estan registradas, por lo que su uso o publicación previamente no consentida constituye una violación a los derechos de autor internacionales vigentes. Antes de "Tomarlas Prestadas" sin aviso te agradeceremos contactarnos si requieres su uso.

sábado, 18 de junio de 2016

Un Padrino Para Los Novios Parte 1 No Necesariamente desde el Principio (La Platica).-2a parte




* * *

Decir que no pasé momentos  incómodos, e incluso de cierta zozobra durante aquella animada conversación, a lo largo de la cual frecuentemente me sentí bordeando el desconcierto y culpabilidad de mis propios remordimientos que en continuas ocasiones pensé que tendría que desenmascarar del todo ante Bruno y Patricia, delante de quien dentro de mi embrutecimiento y sopor, terminara por sentirme vulnerable y expuesto, luego de todo lo que con la plática se podría haber dado por concedido.

* * *

Las cosas así, más tarde ya a solas con ella, las indagatorias se hicieron presentes:

‑No, te digo que no…  Realmente si te entiendo cómo podrían haber llegado a verse las cosas,  pero no… No culpo a Bruno por nada, yo sé bien las circunstancias y cómo es que por unas u otras muchas de las muchachas que acabaran yendo a la cama con él fueron las que le buscaron e insistían en salir con él.   – Sin querer meterme en otras honduras, intenté disculparlo ante Patricia.

‑¿Pero es qué cómo Edgar?...‑   Desvió ella el asunto de su interés hacia el siguiente punto:

‑Tú dices que es tu amigo más leal y confiable, pero eso de acostare con señoras casadas o en dado caso aceptar meterse bajo la faldas de las novias de sus amigos, no me parece que sea muy digno, ni hable bien de ninguno de todos…  El novio baboso,  Las golfas de las noviecitas con que se mete, ni de tu amigo…    Señaló  antes de poner bien el dedo en la llaga.

O sea, Tú bien sabes que sin pensarlo, Él,  en este caso el hombre al que Tú llamas tu mejor amigo, y pronto será Padrino de nuestra boda, con la mano en la cintura y casi sin pensarlo ni dos veces, también me lo haría a mí misma…   Si se lo pide la novia, Él con todo gusto también se despacharía a la Esposa de su mejor amigo…‑     Expuso todas sus irrefutables consideraciones.

‑¿Ya lo pensaste?...‑   Remató dejando la cuestión en el aire antes de señalar:


Ya quiero imaginarme lo que pasaría si mis papás se enteraran de cómo se las gasta el padrino bodas del que va a ser su yerno…    Con los tradicionalistas  que sabes que son…

‑Bueno no, Patty, las cosas no son así, Ellos  no tienen por qué  llegar a enterarse de nada o que alguien fuera a buscarles para contarles acerca de Bruno…. Y Él sabe bien como son las cosas y eso no me lo haría.  Yo sé…‑ Trate de defender la postura.

¿No, no?...  ¿No te lo haría?‑   Ahora volvió a poner en duda la situación Patty, antes de atajar y desarmarme casi completo.  – ¿No me lo haría?... ¿O no sí Tú no se lo pides que se acueste conmigo?...  Ya ves lo que dice el muy loco acerca de sus conocidos o conocidas con permisos de sus maridos…‑  Al final, aunque de momento quedó en suspenso su cuestionamiento, noté que se sonreía ella al decir semejante postura.

‑Y no Eddie…  quiero que conste que tu amigo me cayó muy bien, y admito que aparte de lo que ya había yo leído acerca de él en alguna ocasión en alguna revista, sí, es todo un galán…  Y ya casi adivino porque será que tiene tanto éxito entre las damas y los esposos de las que el muy mujeriego se aparta para hacer con ellas sabrá Dios que cositas; pero…‑  Hizo una pausa mi bella Patricia antes de soltar la bomba de resonancia que sin perturbar prácticamente nada del mobiliario ni los vidrios de la ventana, sólo arrasó dentro de mi conciencia luego de entrar por mis oídos.

… Pero si de veras es cierto todo lo que  Tú y él estuvieron contándome… ¿Me pregunto si imaginas cómo sería eso?. ¿Qué tu novia hubiera acabado teniendo algo que ver con el Jugador Mujeriego, y Padrino del novio, antes o después de la boda?...   Ya me imagino  lo que los invitados dirían si alguno llegara a enterarse…

En respuesta, y esperando no tener que hacer a esas alturas ya más confesiones o concesiones, a modo de simple respuesta  busqué acercarme hacia ella y acomodándome, con firmeza fui a colocar mis manos sobre sus encantadores glúteos moldeados con forma de corazón invertido.

‑Dime papito…  Dime si es cierto que solo querían ver qué cara ponía yo…  O si en serio es todo lo que me dijeron que él les había o les ha hecho a tus novias…‑  El demoledor estallido continuó irrumpiendo como racimo de ideas que se sucedieron dentro de mí.

‑Sí…‑  Fue el único monosílabo que descuidada e involuntariamente escapó de mis labios al posesionarme de las subyugantes formas de su amplio trasero,  antes de que movido por un cálida oleada de placentera lujuria que me recorrió de pies a cabezas en el momento de haber procesado en imágenes todas  aquellas palabras, que provocaron que también me acercara a su delicada orejita, e incluso tocando con mis labios e aretito que la adornaba pendiendo de su lóbulo le susurrara suavemente:

Sí Mami…  Todo lo que te dijo es cierto,  Y lo que te imagines que la gente pudiera decir si supiera, también es cierto…   Aunque en realidad él aquí no es tan famoso…  Ya sabes que en este país todo es  el dichoso Futbol‑  Conmocionado ante mi tremenda emoción concedí justo un momento antes de que sintiera la mano de ella encargándose de destrabar el seguro del zipper de mi pantalón.

…!Uy bueno Papito!.  Pero sabes a lo que me refiero – Remarcó haciendo énfasis al decir suavemente  como si pretendiera haberlo dicho en voz alta y llamar la atención con la sorpresa de lo que encontró justo antes de continuar en tono entre divertido y meloso:

‑Pero si mira nada más que tenemos aquí Papi…   Mira cómo se puso mi novio…   Espero que sólo sea por mí, y no de pensar las cosas que su amigote, el grandote podría querer hacerle a su esposa con la tremenda cosota que de seguro tendrá para haber atendido a todas las golfas novias de sus amigos…

Sentí mi miembro crecer aún más azuzado por sus toqueteos y aquellas tremendas palabras…

‑¿Qué te pasa Mamita?...  Nunca pensé que pudieras ponerte así…  ¿Será que a la prometida para la boda, se le pasaron las cucharaditas Mi Vida?... ¿O sólo andas imaginándote cosas que se te antojan?...  – Tuve que decir, al momento en que sentí como entre sus dedos hacia un capullo para cobijar parcialmente mi pene encendido.

Al sentir como a mis pensamientos les acompañaba aquella perturbadora oleada de placer, mi cabeza comenzó a perderse.

‑¡¿Sí te imaginas eso Papito!?...   ¿Cómo sería?...   Dime... ‑  Movida, no sé yo porque mágicos hilos, mi futura esposa, iba llegando más dentro de mi conciencia, y a sitios que en verdad nunca antes ninguna otra mujer o quizás ni yo mismo me había atrevido realmente a explorar.

‑Dime como sería…‑ Insistía para luego cuestionarme aclarando: ‑  Después de todo, yo ya no sería una novia cualquiera a la que pudieras dejar ver a la mañana siguiente… ‑    Cada vez se dibujaba más algo dentro de la conciencia de ella, e iba preparando una especie de trampa que al parecer se armaba en su cabeza.

Aunque extraviado, con la cabeza hacha un remolino de complicadas ideas que quizás intentaban hacer prevalecer algo de cordura y estado de alerta ante la posibilidad de estar equivocándome al interpretar señales tan posiblemente mal entendidas por mí, antes de abandonarme en terrenos tan peligrosos, acabé separando brevemente mi rostro del suyo, para mirar a Patricia;  y aparte de cierto embrujo causado por la euforia inducida por el alcohol de aquellos cocktails, le noté con un extraño brillo que emanando de su mirada, me hizo descubrir que sin duda algo la había trastocado y se hallaba a sí misma extraviada dentro su propio mundo de provocaciones muy apartadas e íntimas.

Al verla así, tan perdida dentro de sí, dejé deslizar una de mis manos a todo la ancho y basto de la ajustada tela de mascotilla de la falda que cubría el contorno de sus glúteos, hasta que, dejándola  bajar del borde de su dobladillo, fui a encontrar el cálido cobijo que me obsequió el escondido nidito que se ocultaba allí en medio y apenas era cubierto por el delicado material de la entrepierna de sus decorosas pantaletitas de delicada dama elegante.

‑Uhmm… Pero si mira esto Mamita…   ¿Es por mí?... ¿O por qué están tan mojados tus calzoncitos mi vida?...‑     Lamiendo mi propia coyunta, busqué ponerla en alguna especie de bochornoso predicamento al encontrarla tan húmeda.    Sin poder más que palparlas, pero sin tener en ese momento manera  alguna de realmente mirarle aquella prenda tan íntima, busqué envilecerlos tanto a la delicada prenda que le protegía, como a la dueña de esta.

…Mira nada más esto Patricia… Estás toda empapada Mi Cielo…‑Disfruté diciendo al verla sonrojándose delante de mí, y sentir como la tela del puentecito de algodón que cubría su entrepierna humedecía las yemas de mis dedos inquietos…

Simplemente ella, aunque en cuerpo presente entre mis manos  se hallaba en otro lugar en tales momentos. Y sin  decirme dónde o en que paraíso se encontraba,; yo sólo pude suponer con quién o en que sitio se podía estar perdida su mente, pues no era conmigo.    Saberlo esto mientras yo disfrutaba de ella y la veía, me causaba un delicioso, a la vez que culposo placer revuelto con oleadas de enigmáticos celos.

Inundada de ansiedades y femeninas urgencias, Patricia, en vez de terminar apartándose de mí, continuó dejándose hacer por mis manos y tan sólo buscó evitar mi mirada, por lo que dejó caer su cabeza que acomodó contra mi pecho que también se agitaba con cada respiro que yo daba.

‑¿Si vas a decirme ahora que cosa te pasa Mi Vida?...    Muy suave, casi le musité en tanto que con mis dedos ya impregnados en sus aromas, seguía palpándola y jugué a acariciar y pasearlos a ambos lados de las costuras de sus pantaletitas, acariciando ambos bordes de tela y encajes que le cubrían la mojada entrepierna que mis yemas acariciaban entretanto y tiernamente apartaban la suave piel que flanqueaba las proximidades de su aguijoneada intimidad.

…“¿Pero si que te picó Mami?”…  “¡Mi Orientalita, chaparrita, bustona, nalgoncita y buscona!”… “Dime; ¡¿Si estás así nada más pensando en ponérmelos con mi Padrino?!”.      Por poco me atrevo a preguntarle ahí, y ya en ese momento, pero omití la segundo y tan sólo me limite a pedir que me contestara por qué estaba tan entusiasmada.

‑¿Se nos pasaron los tragos mamita?... De haber sabido antes que esos cocteles te ponen así Dai -Patita…     Me fascina la idea…‑  Dulcemente, y dominado por la lasciva le susurré usando también su primer nombre.

‑Oh Papi…  Ya no me digas…‑ Pidió ella clemencia al sentir mis dedos que toqueteaban por acá y por allá, hurgando un poco bajo la empapada tela que aún les mantenía apartados del centro de su feminidad, y luego de algunos instantes, lograron hacerse de algunos cuantos flequillos rojizos del mimado y rizado arbustito del pubis castaño que adorna su intimidad.

‑“¡Shhhh!”…  Tú no preguntes…  Hay cosas que una dama, nu-uh-unca debe decir.‑  Con un suave jadeo que la hizo detenerse brevemente, ella pudo decir antes de querer aclarar:

‑Me da pena…  Y no quiero que te enojes conmigo…  Si yo te dijera…

Cómo si las ideas se colapsasen en su cabeza, ella quiso excusarse.

No Patty, ¿Cómo voy a enojarme contigo?...    En  modo que le inspirara confianza le pregunté antes de extender la confianza:   ‑Antes de que termine esta semana vas a ser mi Señora, y Tú y Yo vamos a ser marido y esposa…  ¿Cómo voy a enojarme si yo mismo te estoy pidiendo que me lo digas?...‑

‑¡Ándale Mami!...  ¿Sí?...  – La azucé.     Puedes decirme… Te prometo que no voy a enojarme… Sea lo que sea…   Quiero saberlo…‑  Movido por mi retorcida lujuria busqué asegurarle y pedir que me tuviese confianza, al  tiempo  que  jugando ahora a pasear mis dedos por encima del refuerzo de la empapada pantaleta que usaba mi novia, con uno de estos , y aplacando mayor firmeza contra el trasminado material que cubría la femenina hendidura de mi prometida, lo corrí varias veces de arriba hacia abajo, o al frente y atrás a todo lo largo de la delirante hondonada que se producía debajo de esta, hasta que detuve el repetido proceso, y cambié de medida cuando empujé levemente hacia el fondo de esta, para que así, la tela del algodón del refuerzo de la remojada prendita se sumiera ligeramente dentro de ella.   

‑Anda, ¿Sí?...  Dime Patita…. Quiero oírte decirlo…  No me dejes así… ¿Qué caso tiene que me lo niegues, si ya vi cómo te pones , con lo que sea que tu cabecita ande pensando?... ‑En realidad buscaba hacerla perderse delante de mí y despojarla de sus inhibiciones.

…Es que estaba pensando en tu amigo.   

¡Sí!; ¡Así!...     Ahora lo pienso, cómo con esas siete simples y fulminantes palabras‑, de pronto como  un latigazo mi mundo entero y mi conciencia cambió por completo en ese mismísimo instante en que sin poder contenerlo, mi pene reaccionó en forma automática, casi por voluntad propia.
* * *

2 comentarios: