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viernes, 12 de octubre de 2018

Buscando Mas Pruebas en Contra de Ella ® 6o Acto Pte 1 ( Uno de Moka o Solo Leche Batida en su Crema?!...)


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Buscando  Mas  Pruebas  en   Contra  de  Ella  ® 
GO  Trigers,  Ludo  Mentis© 
Edicion  De   El  Escrutinador  ?    

6o  Acto  Pte  1  (  Uno  de  Moka   o   Solo   Leche   Batida   en   su   Crema?!...) 

Entonces ya trastornado del todo, e inundados mis pensamientos por tal sinfín de imágenes surgidos de todo aquello, y no importando lo aberrante que esta pudiera parecerme continué ya sin mucha necesidad de poner en boca de otro las palabras e ideas cuando comencé a viajar dentro de mis atribuladas y encendidas visiones, y con ello recreé el cómo, de pronto él, – El tal “Ghi”, o cualquier otro anónimo aprovechado personaje que le suplantara en tan sórdida escena‑,  se situaba parado frente a ella envuelto en una especie de presencia casi por absoluto confusa y brumosa, apoyado apenas contra la orilla de un elegante escritorio muy digno de cualquier mandamás, con ella parada ante el dueño de aquella arcana estampa de hombre que beneficiándose de su posición en la vida y ante mi esposa la tenía ahora bajo su dominio y control, mostrándose como mujer muy dócil que sin mayor objeción aparente dejaba manipularse por éste hasta terminar postraba ante él.  Y ya ahí acomodada en hinojos justo enfrente de su figura   y con el delicado material de la tela de las pantaletas que hacía poco tiempo le había yo regalado, comenzaba a masturbarlo mientras que él disfrutaba del placer que con animosa obediencia y esmero prodigaba a su miembro.  

Así,  el sujeto al en principio se dejó solo hacer por los mimos de ella, hasta que después de unos momentos tomó por la parte posterior su cabeza y peinado, para, enseguida ‑ y aplicando únicamente una leve presión a su nuca‑, guiarla un poco e indicar sus deseos, cuando cercándola por delante y detrás, la acercó hacía él y arrimó a la punta de su  palpitante virilidad la boca de mi mujer, que sin ningún reparo aparente hizo lo que él esperaba, y regalando los labios a la cabeza de aquel falo, le besó con cierto dejo de cariño, solemne obediencia y respeto que aplicó sobre éste con cuasi entregada ternura, apenas antes de apartarlos para que aquella vigorosa macana pudiera entrar y ella empezar a comerlo y mimarle dentro de estos…‑

‑“Estos”‑, los mismos y amorosos labios que de seguro esa misma mañana había usado ella para despedirse de mí en la puerta de la casa o recibirme, como hasta hacía poco tiempo había sido costumbre.


Así conmovido ante mis trastornadas visiones, permanecí embotado dentro de tantas cavilaciones que imparables se sucedían unas tras otras, y desde mi agazapado rincón, tras varios minutos de observar la boquita y bonitos labios de mi mujer prodigarle todo tipo de caricias a aquel venoso mástil, y verla lamerlo desde su cabeza y el glande para luego pasearse a todo el largo de aquella ojiva de carne, y llegar casi al tallo del mismo, para alcanzar con la punta de su lengua hasta donde era posible llegar dentro de su pantalón con la misma y después para hacerlo gozar aún más con sus mimos recorrerlo de nuevo hacia arriba.

 Sin duda notaba que él se aproximaba cada vez más a su éxtasis, pero en vez de apurarse en culminar su lascivo objetivo, el dueño de aquel tolete, detuvo por un momento sus encendidos bríos, y empujándola hacia atrás por la frente, a modo de divertimento extrajo de los adúlteros labios de Mónica su vara y golpeteó levemente con esta las exaltadas mejillas de ella.   Primero una y luego la otra, mientras que con sus ojos y largas pestañas oscuras entrecerradas tras las micas de sus anteojos, mi esposa fue siguiéndole el juego a su enardecida virilidad, y sin emplear sus dedos ni otra posible ayuda, formando una gran “O” con su boquita de señora casada y madre amorosa, intentó aprisionarlo de nuevo entre sus labios ansiosos por tenerlo de vuelta…

Pero él –que aparte de morboso de lo que hacía hacerle a mi esposa‑, se veía de lo más divertido con el procaz jueguito, que pronto varió al alternar entre darle con su miembro en el rostro obscenas bofetadas por aquí y por allá; e inclusive para divertirse no más otro poco  al mirarla y en repetidas veces alzar con su lanza de carne el ligero armazón de los lentes de mi mujer, y sin dejarla pescar con sus labios el trozo de carne en su boca, después tentarla al casi permitirle capturarlo dentro de esta, para luego, sin haberle dejado cumplir a mi esposa la misión inicial de atraparle para adorarlo, besuquearle y comerlo; con el tremendo tolete que presentaba aquella figura apuntando hacia el rostro de Mónica, acariciarle y embarrar una especie de lustrosa babilla que por doquier que iba pasando aquél con su gruesa brocha, pronto quedaba humectada y marcada por él.

Sin importar casi la inmensidad de tan tremenda escena cargada de inefable morbo y obscenidad, aun sin poder distinguir mas que entre brumas el aspecto del resto de aquella persona que abusaba y envilecía de tales maneras el bello rostro de mi mujer, conmovido por mi aberrante lujuria, tuve que pasar ya desde ese momento por el penoso remordimiento de tener que reconocer lo innegable:

 –“Mi esposa lucía maravillosa en tal condición” ‑, Abandonada ante sí y ante aquel, que sin consideración ni miramiento ninguno de que fuese ella madre y señora casada ahora él emputecía por todos lados su cara con aquella pungente sustancia para hacerla quedar embarrada.   Abusada y hermosa a la vez.

En eso estaban ellos al momento en que de repente, ‑ y tal como sucede con suma frecuencia cuando se sueña dormido, o aun estando despierto‑,  el teléfono de la oficina sonaba y el tipo contestaba por el altavoz para que le anunciaran que era una llamada para mi mujer que seguía a sus pies con su miembro restregándosele por todo su blanco y finísimo rostro. – “...¿Quién es?.”

Preguntaba a la mujer que había tomado la llamada.

... "No sé, Señor… Creo que Gerardo, el esposo de Moni… ¿Quieren que lo confirme Señor, o si es, sólo le tomo el recado?" ‑  Vino la respuesta del otro lado.

“No, no hace falta a no ser que sea importante diga a quien sea que la licenciada anda ocupada teniendo acuerdo conmigo”...‑  Sin más el bruto abusivo ése cortaba la comunicación para voltear luego mañoso y contento hacia ella allá abajo plantada ante él de rodillas.

“Bueno… ¿dónde nos quedamos licenciada?” ‑  Preguntaba él de manera un tanto burlona al poner énfasis en el título académico que tan poca trascendencia revestía en tales momentos.   ‑ “Ah sí, ya recuerdo…  Me estabas enseñando y probando la ropita nueva que te regalaron y lo bien que sabes mamar con esa boquita linda de mamadora que tienes”…    

Tomando de nueva cuenta con más cuidado la tela de su prenda íntima arropó y rodeó de forma ceñida con esta su recio miembro, en modo tal que incluso con el pequeño escudete de algodón de la entrepierna de esta, envolvió completa la abultada cabeza del pene, y entonces más como un decidido acto de irrumación, que otra cosa semejante a un simple felación prodigada a su modo, Aquel grandulón dejó pues de jugar por unos instantes, y sin dar mayor tiempo u otro aviso mas previo, con todo y calzón de un solo empellón introdujo hasta el fondo de la cavidad bucal de mi mujer la extensión de su falo anchuroso.

Y así una vez habiéndole tomado por sorpresa cercana a lo muy absoluto al momento de retacarle la boca con tan tremendo bocado y el envoltorio de éste, al tiempo en que mi subconsciente marcaba una especie de apagado suspiro o gemido por parte de Moni, me pareció que al menos por unos cuantos instantes ella se ahogaba a la vez que apresuraba a su cuerpo a aceptar  la inusitada embestida sin atragantarse.

… “¡Ughuoæghmpfgh!”.  “Ouoœeaæeghagh”.‑ O algún gutural sonido muy similar surgía de la colmada boca de Mónica, mi mujer mientras le acomodaba buscando complacerle sin atragantarse con aquella obstrucción. Mientras que Aquél, por su parte parecía satisfecho de sí, y el apuro que por unos momentos hizo padecer a mi esposa. Y sin dejar de observarla desde lo alto, sonrió luego de ver que como por si sola, ella por fin resolvía el modo de hacerlo y tenerlo dentro su boca, para enseguida dejarla que lo succionara gozosa y golosa mientras él la admiraba ejecutar con sus talentos una sensacional mamada, de esas que yo –aun siendo su esposo, ‑ sé que ella sabe dar

Instantes después el tipo tomó con su grande manota la muy blanca y gentil mano de ella para buscar entre sus delicados dedos la alianza de compromiso y señora casada, que sin mayores problemas halló y después haciendo girar estos en rededor del fino anular retiró de su dedo para enseguida acercárselos a su mirada durante algunos instantes y contemplarlos antes de devolverlos ella que abriendo su mano los aceptó de vuelta encerrando en su puño el rutilante brillante de corte princesa que coronaba una de las elegantes argollas doradas.

Perdiendo entonces una clara noción del tiempo, en parte dentro de aquel torbellino de apabullantes y emocionadas visiones de las que me distraje por unos momentos en que sin querer perder de vista lo que sucediera a aquellos anillos que ella guardaba en su mano, quedé ensimismado en la misma hasta que tras lo que habrían sido menos de un breve par de minutos, él de nuevo extrajo el embozado instrumento de la boca de Mónica y sonrió al ver la remojada condición en que buena parte de la prenda reapareció ahora no sólo empapada y mostrando algunos cuantos espumarajos de babas derramadas sobre el tejido por la saliva producida por mi mujer ante la invasión, sino también la humedecía otra sustancia de lo que parecía ser algo de líquido pre-eyaculatorio que habiendo vertido por el grueso pene de aquél, había alcanzado a regarse e infiltrar la estuprada tela del calzoncito que ahora adornaba buena porción de aquella enhiesta e ingente erección, que ella había admitido en sus labios corruptos y ahora, como si le mostrase todo el concepto de una efímera obra de arte, orgulloso de sí el muy sátiro se regodeó en presentar justo ante la trastornada mirada de mi adúltera esposa el producto de sus descarríos amatorios, dejándola así por unos instantes más a su disposición, plantado mero enfrente de mi señora apuntando en forma directa hacia el bello rostro de aquella putona, hasta que dando entonces un último muñequeo que siguió luego de una sucesión de agitados apretones sobre el robusto volumen de tela, retiró de golpe las pantaletas que aprisionaban su glande, y tal cual si fuese él un prestidigitador o alguien con la velocidad propia de un marrullero tahúr manipulando los naipes que le traerían la victoria, destapó todo su juego una fracción de segundo antes de que comenzara a derramarse, dándole el tiempo necesario en que apenas buscó la mano de mi mujer y haciéndola que la abriese otra vez para él, de inmediato proyectó su arma en dirección hacia la cazuelita que se produjo en la palma y dedos traidores de Mónica y la alianza dorada que yo le regalara y ante todos nuestros testigos de manera solemne y simbólica colocara en su delicado anular para sellar la promesa de prudencia, lealtad y fidelidad que procuraría el guardar hacia mí.

Entonces sin dejarse esperar más a mis contemplaciones, en un descontrolado acto de arrebato y desmedida lujuria, todo se desencadenó por si mismo empezando por un vigoroso disparo de semen que emergió de la punta de aquella serpiente que en medio del paroxismo se agitó embravecida y pungente,  pero que por la misma cuestión de quedar sin control pareció tener su propio objetivo y agenda, en vez de atinar a caer donde era previsto, fue a salpicar primero la blusa de mi mujer, luego ascendió con dirección a su rostro, donde chocó contra el puente del armazón y una de las micas de sus anteojos y después, como si fuera todo un frenético escupitajo arrojado en dos convulsiones que se cortaron e interrumpieron apenas un santiamén, quedaron ligadas en una misma especie de pincelada que volvió a bajar a la zona cerca del cuello de esta y enlazando todo enseguida en un primer hilo de semen pasándole por los labios, nariz y mentón, acabó entonces formando una desafiante liana viscosa conectando también con el primer manchón de su busto, para luego caer en un trazo agitado que culminando en una frenética e irregular gota  gorda, alcanzó a terminar sobre su falda obscura que de inmediato lució manchada con el lechoso extracto; cultivo de semen y espermas

Apretando los dientes, cual si formara un gruñido el embrutecido gañan suspiró y bramó conmovido cuando luego de la primera lanzó una segunda descarga que fluyendo esta vez más sutil sí atinara en el blanco, y cubrió con la purulenta sustancia buena porción de la mano y elegantes anillos ceremoniales de Mónica, que entusiasmada por el momento no se arredró, e incluso azuzó a aquel donante de crema al arrimar hacia él estos para que las subsecuentes disparos y gotas de semen pudieran quedarle al alcance.

Después vinieron una tercera, cuarta y quinta descarga que al cerrar mi esposa otro poco la mano en la que sostenía para él nuestra alianza dorada, desaparecieron buena parte de esta que, bien quedó sumergida parcialmente; embarrada o cubierta en el untuoso caldo de proteínas  que ahora sin más eran envilecidas por el umbroso sujeto.

Pervertido y convertido hasta lo más indecible y corrupto del ser que me era posible ya en esos momentos, observé como aquellos vistosos anillos, símbolo de nuestra unión, procuración y respeto eran hundidos de forma deliberada y por demás absoluta en aquella fértil y espesa leche de macho potente.

Así contemplé mi ignominia cayendo a manos de mi esposa y la lanza de aquel hombre, que ya cuando se convulsionaba con el último espasmo que surgiendo desde sus testículos o el mismo centro de su persona recorriera su cuerpo y su pene, acercó la punta deéste un poco más y dejó que de su glande resbalara un hilo que con gran precisión fue a caer sobre el impoluto brillante cuadrado que medio oculto y bañado por él también quedó bajo su semen.

... "E-e-eeso… ¿Así se ve mucho mejor ¿no crees?"­ Alargando las letras; muy convencido y ufano de su cerril logro  preguntó con mirada divertida a la vez que malévola.

“Pero me dejaste toda manchada la falda y la blusa…”‑   Fue el reclamo que a mi mujer le pareció mas pertinente oponerle sin conceder mayor importancia a lo que en verdad acababa de suceder allí y entre ellos; mientras que con su mano que ahora ya con cuidado empuñaba sobre aquel trozo de carne y lo masajeaba por última vez cubriéndolo por completo con los propios cremosos jugos seminales arrojados por él hacía unos cuantos momentos atrás.

… “¡¡¡Hey ey yey!!!”. ¡No!. ¡¿Qué andas haciendo?!.‑ En cuanto pudo el tipo se lamentó de las intenciones de ella y se quejó  en tono refunfuñón… ‑ "¡No!... Tengo una visita en unos minutos…

Pero entonces sin pensarlo mucho se hizo de nuevo de los panties de mi mujer y disponiéndose a usarlas le indicó: ‑  “¡¡¡Límpiame con tus calzones!!!”

Mandato ante el que ‑dentro de mis visiones‑, por primera, o a lo sumo segunda vez en todo aquel encuentro por fin pareció titubear, y quedó un momento sin actuar buscando algún kleenex o papel con que limpiarlo y limpiarse, pero después de buscar de manera fugaz en su entorno sin encontrar nada que fuese útil para cumplir la tarea; incluso antes de usar la emputecida prendita para limpiar sus propios anteojos, tomó una parte que no estuviera muy mojada de estas, y haciendo una punta con la tela de sus pantaletas, primero recogió el semen que se había derramado sobre sus ropas, y cuando disimuló un poco las manchas, como pudo buscó otra sección limpia de material y fue en pos del falo chorreante al que minutos antes tantas atenciones y cariños prodigara.

Él sonreía entre divertido y complacido al sentir nuevamente la suave tela cerrarse alrededor de su aún palpitante miembro, y mientras observaba como cada vez esta iba quedando más sucia y embarrada con la espesa crema que segundos antes él derramara encima de ella y luego depositara en la mano y sobre el anillo de mi mujer.  Quien de momento, ya casi por acabar su vigente encomienda se notó bastante incómoda de la chocante visión que tenía a través de sus lentes, por lo que para terminar optó por quitarse las antiparras.

Cuando finalmente ella hubo terminado de limpiarlo de la manera mas conveniente posible, él tomó de nuevo su aparato viril y al momento de guardarlo, tal como si aquello fuera una lección de buenos modales le comenta: ‑..."Ahora si ya, listo Mamita…Ya puedo ir a la junta…Así cambia todo ya bien atendido".

Y a modo de coda, en tanto que una vez cerrada su bragueta se dirigió tras su escritorio a buscar unos papeles mientras dirigiendo las palabras a la atención de mi muy estuprada y desaliñada mujer todavía el muy infeliz descargó:  ‑ ¡Una cosa es llegar con los huevos o el palo todo rojo pintado y cubierto de lápiz labial de una boquita bonita como la tuya!…

Sentencia que acabó dejando en el aire, mientras que mi esposa se incorporaba del piso y con sus panties sucios embarrados con el semen de su ilícita relación, buscaba algo que hacer con ellos o dónde esconderlos para deshacerse de estos, en tanto que él tras de verla titubear sólo le daba la opción :  ... "¿Y ´ora Tú?...  Vamos… ¿Qué quieres hacer?... Te los tienes que llevar… Póntelos o hazlos bolita…

Acotando enseguida:‑ “Ni modo de que los dejes aquí…Tienes que escurrirte hacia el baño sin que te vean y arreglarte todo ese batidillo que hiciste”… “Si no sabes que cualquiera se daría cuenta de que aparte de todo andas ofreciéndoteme y prestándomelas”…

Rematando en veloz andanada:  ‑“Se te haría un tremendo chisme que no supongo que quieras que tu marido se entere bien de cómo andan las cosas contigo”.

Y ya al final cuando la imagen se desvanecía mientras yo observaba que mi mujer sin más dónde ocultar al menos medianamente la prueba de sus amoríos e ilícitas ministraciones, y sin otro remedio que hacer o tomar por parte de ella ante el predicamento, tan solo procurando tener el mayor recaudo posible de no manchar sus medias Christian Dior con el abundante y cremoso líquido seminal que sin visos de comenzar a secarse impregnaba la infamada prenda, optó por volver a entrar en sus elegantes pantaletitas de señora habitualmente recatada, pudorosa y bien comportada.

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Así después de formarse en mi mente las alucinantes visiones que culminaron en el delirante momento en que sobrecogido hasta el tuétano por la inmensidad de los posibles alcances que todo aquello pudiese revelar y traerme consigo, comenzó todo a difuminarse con celeridad, como si se destruyera ese mundo que ya por último colofón de la escena, alcancé a ver a mi esposa volviendo a subir por sus piernas la vilipendiada prenda para colocársela de la mejor manera que pudo ahora toda embarrada luego de conseguir hacerla pasar por la tersa piel de sus muslos sin untarse con esta las medias, para acto seguido dirigirse a la puerta de aquella oficina y quitar el seguro del picaporte antes de hacer girar el pomo y abrir para ver que se encontraba.

… “¡Si tuviera otro rato de una vez  te arrancaba esa faldita y te montaba aquí en tu palo para que te empales toda enterita hasta el tope y lo cabalgues hasta que te escurras toda completa, aunque te escuchen allá afuera y me mojes los pantalones con esas nalgotas, vieja chichona!”... 

 Después de semejante cuadro que dibujara en mi mente acompañada de tan ingentes palabras, - que como frenetico torbellino, dentro de esta profería el peladazo aquel -,  por fin acabé resucitando del estremecedor sueño que me envolvía, decidiendo que divorcio o no, llamaría a mi abogado para que me diera el teléfono del investigador.

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...Continuará, o ¿Continuó?...

© Jordy Xors, G O Tigers, Ludo_Mentis DSo y Arte

4 comentarios:

  1. Todo este relato me encanto, pero si me he de quedar con un momento, elijo este: “Mi esposa lucía maravillosa en tal condición” ‑, Abandonada ante sí y ante aquel, que sin consideración ni miramiento ninguno de que fuese ella madre y señora casada ahora él emputecía por todos lados su cara con aquella pungente sustancia para hacerla quedar embarrada. Abusada y hermosa a la vez.

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  2. Holis, muy rico y lo lei todo papi

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    1. Gracias Pequeña Lily... A nombre de Don Ludo y el Mío, desde esta otra cuenta te digo que ya se te extrañaba...

      Que bueno que te gustó y que comentes.

      Rogger

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  3. Muy buen relato, ya estamos ad portas, me preguntó si está vez acabaras una historia completa. Agradeciendo de antemano tu erotica pluma, eres de los mejores.

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