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viernes, 6 de septiembre de 2013

Mónica y el Nuevo Suplente ( 2a Instalación )




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Mónica y el Nuevo Suplente ©
Ludo Mentis
Parte 1 Capítulo 2 Escena.2( Siempre Odiosas las Comparaciones )


...Definitivamente sí está mejor que la Palmirita, que también estaba muy buena.–‑ De nuevo pareció surgir un intento de entrecortada conversación mientras el cuerpo de la agitada señora se regalaba a ellos para que lo llenaran con sus masculinidades.

Aunque intentaba no prestar oídos a tan chocante comparación que hacían de su persona con respecto a las cualidades de aquella muchacha a la que había conocido y sabido que en su momento, y hasta hacía poco, también había sido una de las amantes que Enrique tenía en la oficina., en realidad - y por más  de un simple motivo que, dadas las circunstancias en esos momentos parecía de lo más absurdo y pueril-, a Mónica,en vez de otras inapropiadas libertades que les brindaba y les permitía que se tomaran con ella, le molestaba aún más tan desconsiderado careo del que era sujeto su cuerpo.

“...Urrghughh Mmpffgh”—   Surgió un resoplido por parte del señor cuando atenazando a Mónica por las cachas empezó a batirse hacia delante y atrás dentro de ella, tironeando con ruda firmeza los deteriorados elásticos laterales de las deshonradas y por demás manoseadas pantaletas. 


... “Slap, slap, plop, plop, plap… ahhahhggghh”—Fue aumentando el alborotado ritmo de los embates de la faena hasta llegar al punto en que sonando cual manotazos que le estuviesen dando a los orondos cachetes del trasero de la subyugada señora, antes de que sin poder contenerse dentro de sí, ésta inevitablemente gimoteara en un ahogado suspiro que se desvaneció lentamente., y que seguramente si aparte de la secretaria del nuevo mandamás de la empresa, - quien pretendiendo hacerse la desentendida del inapropiado ajetreo que sucedía al indiscreto cobijo de aquella oficina —., o alguien más hubiese pasado o estado cerca del escritorio donde para guardar las apariencias, ésta sin conseguir ocultar del todo una delatora sonrisa, procuraba disimular, fingiendo continuar al únicamente pendiente del monitor de su computadora, también se hubiera reído de ella al percatarse de los guturales gemidos y ruidos que se colaban ya por la puerta.

‑- Así mamita., ¡tómala!., ¡tómala toda!... Aquí atrás se siente bien rico como me aprietas con tu hoyito mojado...-‑  Desvergonzado y sin importar que los compañeros de la mujer pudieran llegar a escucharlo allá afuera., situado entre las piernas y glúteos de Mónica, parecía querer escupirle desde allá atrás a los oídos de ella.

Y debido al perversísimo abuso que hincando sus garras en ella se apoderaba ya de todo su ser, Mónica, arrebatada ya por completo frente a las sensaciones que afloraban desde el fondo de su confundida naturaleza de mujer trastocada por el morboso placer que le producía sentirse nada más que el objeto de tantas bajezas a las que prestaba su cuerpo de suripanta casada, se dejó llevar todavía más hondo hacia el precipicio de las mesalinas., y dejando de succionar el miembro que tenía entre sus adúlteros labios, lo extrajo de aquel sitio para luego de dedicarle una golosa mirada, cual si fuera un sorbete purpúreo en vez del miembro viril de aquel hombre, que delicioso a sus antojos, probó al lengüetearlo enseguida y recorrer con su húmeda lengua toda la venosa extensión del vigoroso talló antes de irla bajando hasta llegar hacia los peludos testículos, que con la placentera anticipación de su dueño ya esperaban sentirla dedicándoles algunos besos salpicados y acuosos, o algún otro mimo que de sus labios viniera hacia estos antes de chuparlos y jugar con ellos dentro de su boquita de mujer fácil.

Oooahhhghh...‑  En franca señal de que la experta boca de la Mónica agradaba al muchacho, este gimió cuando sintió que los testigos de su hombría se derretían mojados por las babas de la madura señora.

...Uhhmmmm m-m. m-m-m-e mata lo que haces con esa boquita con la que también comes mamita...‑  La alentó a que siguiera colmando de aquellos placeres su miembro mientras el hombre que la tenía empalada allá atrás continuaba gozándola sintiendo como ella respondía a sus embates acariciando y mojándole el miembro con el indecible deleite de su feminidad sobre éste.

‑-...Los quieres todos completos. ¿Verdad tú?...  ¡¿Zorris?...  ¡Siento como quieres ordeñarme mi palo!...  – Comenzando a convulsionarse dentro de su grotesca lasciva “El Ventarrón” parecía casi un tifón cuando vociferaba como Estertor.

Pese a lo trastornado de su conciencia, súbitamente algo dentro del extraviado subconsciente de Mónica volvió a hacerla sentirse mortificada de su escabrosa circunstancia cuando se dio cuenta que rápidamente se aproximaba al embarazoso momento que tanto bochorno solía a veces causarle.   Sabía que su cuerpo se hallaba por sobrepasar el punto de no retorno que le anunciaba la proximidad de un orgasmo que estallaría dentro de ella.

Pese a lo mucho que con el tiempo el profundo y perverso placer que le ocasionaba saberse dominada por hombres que — no siendo su esposo—, la usaban como ahora estos lo hacían sin contemplaciones algunas, ocurría con relativa frecuencia que al aproximarse al retorcido éxtasis de su feminidad, la culpabilidad y cierto pudor todavía se apoderaba parcialmente de ella durante momentos tan íntimos.

El bochorno se aproximaba cada vez más...   Ella sabía que pronto estallaba...‑   Le perturbaba que estos dos la vieran explotar en su orgasmo.

‑-¡Dios!...  Esto está mal.   Te usan como usaban a esa otra cualquiera antes que tú...    Sólo te usan y tú les das lo que quieren de a gratis.  – La débil voz de la consciencia de Mónica volvía más pecaminoso el momento.

Partiendo de su vientre como un latigazo que llegó hasta las sendas puntas de los deditos de ambos pies que se tensaron dentro del confinamiento de sus zapatos letizios con ojuelos abiertos al frente, de pronto una atronadora sensación comenzó a recorrerla escalando de vuelta a sus piernas antes de hacerla que se estremeciera alrededor de aquel miembro que tenía alojado hasta lo más profundo de la sima de su femenina hendidura amatoria.

‑Déjalo venir so puta...  Si-i-eh-ento cómo me aprieta-a-s la reata... ¡S—si-i-gh!… Mo-ogh-ja- áh-am-mela  toda completa para que te los de y luego te vayas...

Pese a que lo fuera, o la gente ya la llamara así, de esa manera  –como ahora sin mayores ambages el ordinario sujeto insistía en llamarle -, y hubiese ella dado lugar a que la tildaran de serlo., cual meretriz afuera de un templo, sobajada e impura en tale viles maneras, al alcanzar ese insano placer que le producía sentirse usada por ellos., aún detestaba que en esos momentos tan delicados e intensos que ella vivía, él muy imbécil no le diese un respiro, incluso comparándola con otra persona tan sólo por el mero afán de afectarla y provocar alguna reacción. 

Empero lo cual, y pese a que el debate interno de conciencia contra subconsciencia se agravaba con cada palpitación de los tres seres unidos por el cuerpo de Mónica, ella no podía contenerse y sintiéndolo a punto de reventar dentro de su desprotegida vagína, que en anticipación al instante que presentía que se avecinaba ya de manera inmediata, fue cerrándose como un suave guante de latex que con mayor fuerza fue constriñéndose en rededor del pulsante falo al momento en que simultáneamente toda su femenina persona reaccionó echándose hacia atrás en pos de la mayor ración posible de pene que el sujeto tuviese para entregarle y regarla por dentro.

... ¡Oooughh!.   ¡Se está viniendo en todo mi palo!– ‑  Exclamo el despreciable hombre de dos caras con voz de huracán.

-...Ah-ah-a c-c- á también. E-e-heh e-e-s-sta por sacármelos‑   Por su parte gruñó el joven asiendo por los revueltos cabellos la cabeza de Mónica.

No obstante los tres se hallaban al borde del estallido total de sus instintos, el despreciable arribista de anteojos fue el primero que realmente terminó de llegar y comenzó a vaciar sus espermatozoides dentro del tibio deposito que la receptiva mujer le estaba ofreciendo para que culminara su afrentosa victoria.

Aunque no copioso, ni en extremo potente ya el semen del añejo hombre, no por ello, si apenas menos riesgoso, pero muy capaz dentro del cuerpo Mónica de ponerla en el difícil camino de un comprometedor e indeseable nuevo embarazo que a sus cuarentas, y tan escasas relaciones que se tenían ya sobre el lecho conyugal de su casa, amén de difícil de explicar a sus familiares y esposo tiraría al río definitivamente el matrimonio y reputación de la aun joven madre y esposa.

Mas, movida en ese instante no por otras causas, sino por la función de los meros afanes reproductivos de su cerebro, en el momento que ella sintió el caldeado torrente inundándola con sus peligrosos gérmenes gestadores de vida, sin importar lo tremenda de la irresponsabilidad e ilícita naturaleza del acto que acababa de consumarse en aquel sitio, lanzando hasta el techo las ganas de la joven señora, los espasmos de ésta se convirtieron en oleadas sísmicas que recorrieron su cuerpo y se dejaron sentir tanto en el avejentado amante que a pelo terminaba la monta de aquella yegua ganosa, como el del joven garañón que también terminó de vencerse, y sin aviso previo comenzó a disparar su pesada crema de macho contra el rostro de la bella señora que ahora era sólo un objetivo donde volcar las descargas de sus antojos carnales

Y en vez de preocuparse o invocar el recaudo que ante tal circunstancia toda mujer casada se supone que debe tener respecto a semejante tipo de riesgos, ella se limitó a intentar objetar:

...¡N-n-o!.  Mi pel...‑  Quedando callada y sin terminar de decir al sentir el primer disparo caerle en un trazo que dirigiéndose en un rápido hilo ascendente que comenzó por uno de los párpados para atravesar luego una de las cejas pobladas y subir hasta el nacimiento de los cabellos de Mónica, súbitamente detuvo su avance apenas habiendo manchado con su pegajosa sustancia un pequeño manojo de pelos del despeinado fleco de la mujer y describiendo una grisácea parábola de movimiento, enseguida caer a su frente y pasándole por la otra ceja, terminar ya su débil rasgo en un hilillo que quedó colgando de las espesas pestañas de ella precisamente cuando habiendo perdido la posibilidad de pedirle al muchacho que tuviera cuidado dejó sin concluir sus palabras, e intentando cubrir con la mano la posibilidad de recibir en otro inapropiado lugar la siguiente salva buscó cerrarle el ángulo de tiro a la enardecida anima y óculo del alebrestado cíclope.

Aunque reducido su impredecible trayecto, más rápido que una ráfaga de veneno escupido por una serpiente, el siguiente escupitajo de la espesa proteína halló un hueco para colarse entre los dedos de la mano que intentaba controlarle y fue a dar a la boca entreabierta de Mónica, que sin esperarlo, y equivocando la decisión, sólo pudo cerrar los labios cuando hubiese ya sido mejor recibir la descarga completa, en vez de que, habiendo caído una cantidad del fluido en el interior de su húmeda entrada , el resto de la explosión inútilmente fue a embarrársele contra las narices, labios y barbilla, de donde formando un burdo hilillo de espesa baba en tono de ostión, lenta aunque inexorable, comenzaría a resbalarse, y sin reparos en su camino hacia el piso caería sobre la tela de su vestido.

Así, procurando evitar que una mayor cantidad del pegajoso fluido cayera encima de ella o de sus ropas, o peor aún, que la irritante porción de nitrogenado acido úrico, clorido y amonio, que junto con los espermatozoides y otras tantas sustancias que componiendo el potente semen, éste acarreaba fueran a darle a los ojos, optó por cerrarlos y tan sólo tantear a encontrar con los dedos la pesada arma del chico e intentar empuñarla para dirigirla hacia cualquier otro lado donde ya no fuera a ocasionarle mayores estragos o innegables evidencias de lo sucedido en aquella oficina.

No obstante intentarlo., y —medianamente— conseguir algo de éxito en el fugaz empeño de conservar algo de la compostura y decoro con que aun pretendía sostener ante el resto de los compañeros de la oficina que no supieran de su situación en la empresa, al solo poder intuir la fortuita e improbable trayectoria que tomarían los babosos chorros que con cada espasmo surgían lanzados al aire, sin poder ver los erráticos hilos que por doquier se escurrían desde la primera explosión que fue a darle en el rostro y cabello., en realidad todo su esfuerzo resultó bastante infructuoso.

En tan apurado momento, víctima de la indecisión que con el espeso semen y grueso pene que sostenía mientras continuaba convulsionándosele entre las manos, en tanto que, con la que contuvo e intentó dirigir lejos los disparos de aquella manguera no resultó mal librada., sin darse cuenta ella de esto, con la que buscó que se protegiera su cara del intenso torrente de espermas, en la precipitada maniobra quedó absolutamente bañada por la penetrante y grumosa sustancia que al caer entre sus finos dedos pronto cubrió el lustroso brillo del par de elegantes argollas que, ante sus padrinos de boda y testigos, años atrás ella aceptara que en señal de fidelidad, amor y respeto, Gerardo colocara alrededor de aquel dedo que ahora junto con estas simbólicas joyas, mancilladas por otro, iban apareciendo cubiertos por el mismo semen que acababan de vaciar aquel par de testículos sobre el rostro de la poco recatada esposa.

...Ooh-ooughaagh. ¡Me vas a sacar el cerebro!...‑  Con las piernas flaqueándole, al sentir la final explosión que culminaba en una descarga mucho más leve que principalmente fue a caer en el cuello y escote de Mónica, Enrique terminó de decirle.

No sólo por cuanto se veía, si no por el contexto en que sucedía todo, la postal era degradante en extremo y no se trataba únicamente de una instantánea de una mujer regalándole su cuerpo a su jefe y otro hombre a puerta cerrada dentro de una oficina.


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Aunque el adulterio y la infidelidad no parecen ser más que una condición de negro o blanco, sin claro oscuros que disculpen ni atenúen la magnitud de la traición o el escándalo que se comete, en el fondo esto si existe, y como es el caso que sucedía y mortificaba tanto a Mónica desde hacía tiempo,  ella no solo engañaba a Gerardo si no que todas las agravantes las reunía con su situación en la que no únicamente daba motivos de habladurías y sospechas de que engañaba a su marido con otros y no sólo con sus jefes que habían gozado su cuerpo, sino que permitiéndoles todo tipo de libertades, la magnitud de sus infidelidades crecía.

Allí estaba ella que no queriendo ensuciar más de la cuenta su cara, cabellos y ropas, durante algún tiempo reservara tales caricias únicamente para los genitales de su esposo, y en ocasiones muy especiales, en las que teniendo claro que una felación era de por sí ya un obsequio, a éste jamás se le hubiera ocurrido sensato terminar sobre ella de la manera como lo acaba de hacer ese muchacho. Sin embargo  postrada ahora ante él en el suelo., bañada en el semen de un hombre que no siendo su esposo acababa de envilecerle su rostro, mientras que sumándose a éste, el de otro segundo comparsa al que conociendo del riesgo que la ilícita copula podía conllevarle, sin atreverse a instarle a que usara protección de ningún tipo para poseerla le había permitido que sin recaudo alguno la gozara y vaciara la carga de sus testículos dentro de su fértil vagína.

‑-... “De verdad que hay de putas a putas”-   Embrutecido por la descarga y el sincopado ritmo de las pulsaciones de sus sienes, el aprovechado y mezquino contador se guardó para sus adentros el último comentario que vino a su mente cuando sin proponérselo, al ir dejando vencer la fuerza de su debilitada persona ocasionó que la costura de los panties que llevaba puestos Mónica diera de si, y con un breve chasquido de telas e hilos desgarrándose, en un santiamén estos se reventaran.

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7 comentarios:

  1. Respecto a Mónica y el nuevo suplente. Capitulo #2
    1.-Me “sorprende” mucho (y me agrada)
    Este “nuevo sentimiento” y reacciones (mojándose) de ella.
    Creo que en estos años “perdidos”
    Nuestra Moni, le agarro el gusto.
    NO, no, no… lo que quise decir es; ¡se volvió más golosa!.

    2.-De inmediato volví a disfrutar (e identificarme)
    “con el tema de sexo laboral”
    El ambiente que creas, El pretendía sostener su buen nombre, ante el resto de los compañeros de la oficina.
    Que las habladurías solo sean indirectas, pues ella está casada.
    Eso me causa mucho morbo.
    Muy bien logrado.

    3.-y aunque se pueda leer como reclamo ¡no lo es!.
    Ludo nos regalo un capitulo de Mónica, Pero este fin de semana perdió la selección de futbol y parece justo, pero…?
    Que casi nos eliminan del Mundial, necesitamos MAS, para ahogar esa tristeza.
    Un saludo de uno más de tus satisfechos Lectores.
    Federico.

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  2. saludos don ludo y si excelente el relato de un erotismo fuerte,real todo este tiempo a monica le a sentado muy bien y como dice fede esas situaciones laborales son cotidianamente sexuales especialmente entre jefe y subalternas y casi siempre consentidas con excepciones ligeras no se .sin mas que decir gracias don ludo magoes

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  3. Estimado Ludo, ya te lo deben de haber preguntado 1000 veces, pero es materialmente imposible rehacer los capitulos 4 y 5 de Monica y el director para completar la primera parte de la saga?, nos quedamos con sabor a poco sin poder gozar de la manoseada y morbo con los japoneses, asi como la entrega de Monica a intercambiar placer por posición, tu amable respuesta será siempre bien recibida, yo te envie una traducción de una esposa modelo y actriz de ocasión un capitulo que faltaba, en fin, si necesitas alguna ayuda solo dimelo. Saludos, buen trabajo!

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  4. Haces buenos relatos y son bastantes morbosos pero creo que le metes tanta palabrería aveces que la lectura se vuelve asta pesada en algunos párrafos, es como si asta se perdiera el hilo de lo que se lee con tantas palabras

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    1. Sin ánimo de ofender "anónimo":

      Antes que nada, gracias por tomarte el momento de, por lo menos lanzarme tus escuetas palabras.

      Y sí., sé que así escribo., con sobradas "palabras" y excesiva elocuencía que a unos gustan y a otros no. Entiendo que lo bueno de mis relatos queda un poco más allá de que alguien me conceda el favor de decirme que le parece que "hago buenos relatos y "hasta" - (con H) -, morbosos"., pero considero que a veces - ( Separado "a veces", No "aveces" ) tanta palabrería es buena para ponernos a leer con un buen diccionario o "tumba burros", al lado derecho de nuestro texto.

      Sí eran los relatos o novelitas porno eróticas que yo tanto disfrutaba leyendo las que con su "palabrería" aparte de despertar en mi la imaginación, me hacian querer entender aquellos detalles "finos" que en muchas ocasiones, aunque existan otras formas de intentar decirse, pero "a veces" sólo con determinado uso adecuado de algunas palabras o redondeo de expresiones requieren que tengan que usarse para marca un énfasis deterinado.

      Razón por la cual lo lamento, si tú no quieres aventurarte a leer y aprender el motivo para el cual existe la otrografía, y unas palabras se escriben o se emplean de una u otra forma. Tal vez simplemente no sea yo el tipo de persona a la que tu sepas o puedas leer.

      Atte. Ludo Enredado de "Palabrería"

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  5. el erotismo , morbo, porno ,guarradas o como le quieran llamar es una parte vital de nuestras vidas. es mas yo creo que es la finalidad de muchos de nuestros actos y procederes cotidianos . osea es una cosa seria . yo nunca he podido seducir a una mujer sin un estudio previo sin una trama y no quiero decir que se necesite mucho tiempo a veces se teje la situacion en minutos pero siempre con inteligencia. en ultimas los relatos de ludo mentis tienen esa virtud son reales y posibles es mas yo creo que muchos son testimoniales en cuanto a la ortografia sin discucion es basica. magoes

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  6. Ludo, he terminado de leer este relato y sigo con los otros, muy bueno pero es una pena que se discontinuen y no terminen las historias, pero esta de Monica merece ser revisada y claramente rehecha y terminada para que los lectores podamos disfrutar de la misma plenamente

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