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lunes, 11 de noviembre de 2013

Asuntos de Interés y Negocios 3er Act ( 4ª Esc )



Asuntos de Intereses y Negocios  (  )  Adaptación*
Ludo Mentis G.O. Tigers.

Todo por un Precio Especial

3er Acto - Escena 4ª    ( Amigos inesperados...)

Por mucho que fuera de lo que sabía, bien suponía, o había yo visto que mi esposa era capaz de hacer o permitir que algunos hombres hicieran con ella, nunca jamás había yo imaginado verla ante tal situación, que en cuanto aquel crédulo empleado se fue, comencé a observar y poder escuchar a través de la cámara., creo que nunca hubiera esperado ver lo que le ocurrió poco más tarde.

Allí estaba mi esposa, la mamá de dos hijos, besándose con un hombre que por supuesto no era yo, en tanto que de manera un tanto cautelosa y furtiva, otro más que les acompañaba, llegó a sentarse sobre un mullido sillón que se hallaba ubicado parcialmente a espaldas de ella.


Aparentemente y pese a mis tardanzas y negociaciones, ni Verónica o ninguno de ellos podía tener mucho tiempo de haber entrado a la cabaña pues mientras Romeo la besaba y con gran entusiasmo paseaba libremente sus manos sobre la satinada que cubría las amplias posaderas de mi mujer, ella parecía aun no haberse dado cuenta de la presencia del extraño sujeto en la cercanías que le rodeaban.

“¿Qué cosas andan pasando o en que nuevo lio te metiste Verónica?”—  Dejando de ver  a través del monitor un poco lo que sucedía entre mi adultera esposa y su nuevo galán,  me pregunté a mi mismo que era lo que podría estar sucediendo allá adentro, y me centré en el aspecto grasoso y oscuro de la piel de aquel tipo que aparte de unos cabellos rizados y no muy bien peinados o cuidados siquiera, al parecer llevaba un mostacho bastante crecido y ridículo., algo pasado de moda y época.

Notando enseguida como las severas entradas que en sus sienes por demás relucientes por el sudor o  la luz de la habitación, estas iban marcando ya lo que a mi parecer eran al menos cinco claras decenas, si no es que un trio ya de veintenas de años, estas lucían ya muy despobladas de pelo, dejando a la vista también una frente muy amplia y perlada de grasa del  sujeto que sin hablar miraba a mi esposa dejándose hacer por su novio delante de él.

Así, luego de  algunas otras caricias y sobajar otro poco las áreas cercanas a los zonas pudendas de la retaguardia de mi lindísima esposa,  unos cuantos segundos más tarde  fue que, pese a que a en mi estado de turbación generalizada, ya había yo anticipado que algo semejante sucedería pronto., aturdido de mis hallazgos y suposiciones me vi obligado a inhalar más profundo cuando observe como, dejando de besarla Romeo, de pronto con un brazo la hizo girar sobre sus tacones hasta hacerla quedar parada de frente hacia el hombre.   Una vez hecho lo cual se limitó a retenerla en el sitio sujetándola por ambas extremidades de mi mujer., quien sorprendida ante el súbito arranque de fuerza y superioridad muscular, en el mismo instante que descubrió a aquel sujeto sentado delante de ella se dio cuenta del modo en que desde atrás su Romeo la le atenazaba los brazos detrás de la espalda para que no se moviera ni intentara escapar de su agarre.

En un santiamén, y antes de que Verónica pudiera articular ni una sola palabra., mientras que con la sola fuerza de un brazo el abusivo ése la forzaba a quedar postrada y sin escapatoria, con la mano que a este le quedaba libre, en el siguiente momento el volvió a las andadas, pinchando y apretujando morbosamente sus senos tan escasamente contenidos dentro del pronunciadísimo escote de su elegante aunque obsequioso vestido.

¡Rom!…    ¿Qué te pasa Romeo?...    ¡¿Quién es este señor?!...—   Notando la reacción de franca sorpresa por parte de mi mujer, me pareció verla abrir los ojos hasta donde los parpados se lo permitieron sin que estos fueran a salírsele de sus cuencas., al mismo tiempo que por medio de la pequeña bocina del dispositivo que había dejado grabando el tipo del que me había ya desecho, repentinamente escuche la voz angustiada de ella preguntando qué era lo que sucedía, en tanto que sin poder impedírselo de otra manera más allá que no fuera la de inútilmente intentar ir agitándose un poco entre los brazos de su captor, mientras que este continuaba jugando con aquellos esplendidos globos de trémula carne vibrante y madura, que próximos a desbordarse del confinamiento y soporte que por lo menos hasta esos instantes brindaban a estos la acogedoras y suaves jaulas de seda de las copas de su vestido.,  en tanto que estas todavía ofrecían resistencia ante la mano que,  toqueteando y palpando otro poco sus tan anhelados pimpollos, parecía simplemente estar jugando a ganarles la batalla que de antemano, y siempre se había tenido ya completamente perdida. 

—¡No Romeo!...  ¡ Ya suéltame!...  ¡Por favor suéltame ya y dime quien es este señor!...    Siguió pidiendo mi Vero sin poder apartarse ni evitar que su amiguito dejara de manosearla delante del cada vez más sonriente sujeto.

No obstante, sabiendo Romeo con su mano que ganarían de una u otra manera, no solo aquella batalla sino la guerra completa con ella, y creo que simplemente con el exclusivo y único afán de divertirse otro poco con mi mujer enfrente de su conocido, jugó con la prenda otro poco al dejarle creer quizás por algún milagro las copas de su escotado vestido podrían perseverar en el fútil intento de poder contener dentro toda aquellas encantadora porciones de su anatomía.  Y sin detener ni ceder un ápice el soez manoseo que el tipo les propinaba, estas amenazaban con brincar ya pronto fuera de su limitado, aunque aún pudoroso encierro para así terminar por quedar ya de una vez enteramente a la vista  del hombre que sentado ante ella esperaba que esto ya sucediera.

— Bueno Mamita…   Aunque ni te imaginas, a nuestro amigo tú ya le debes unos favores que me ha hecho.— Sin más le dijo primero el muy miserable.

—Pero …  ¡Nunca lo había visto., no sé cómo se llama ni  lo conozco!    Alarmada, interpuso Verónica.

—De eso no te apures ricura., que él si te conoce; ya te ha visto y yo le he hablado de ti…— Sin dejar de tocar y amasarle los pechos a mi mujer., el infeliz ése esbozó los planes que tenía con mi esposa, antes de aclarar con solo tajo:

—Él es el amigo del que te hable que tenía en esa agencia al  que entre otras cosas y algunos favores que me ha hecho, con todo lo que le debo del tuyo y otros encargos, me regaló un estéreo para mi auto, y nos consiguió tan buen precio para todo el equipo de lujo que tu marido no te quiso ayudar a comprar para tu carrito nuevo que dejaste estacionado allá afuera…—

—P-e-e-ero… Tú me-e-e dijiste…  — Victima de su asombro y nerviosismo, vacilaba ella al intentar expresarse.

Nada, qué… Yo no te dije nada… —  Con calma le dijo enseguida él, divertido   de jugar con sus pechos a punto de hacerlos saltar a la vista de su invitado., quien emocionado no apartaba la vista de los bordes del escote de mi mujer cuando el infeliz de su amigo terminó de decirle a mi esposa:

Así es que si no lo conoces ni has podido antes agradecerle, hoy vas a conocerlo y darle algo mucho más que las gracias con esa boquita tuya que tienes…   ¡Te presento a Pacheco!...—  agregando enseguida en tono siniestro:

Y veras…  Antes de que acabe contigo y te mandemos a casa con tu maridito, hoy lo vas a conocer muy bien…—

Devastada ante la infamia que pretendía cometer en contra de ella, de pronto mi mujer se había quedado pasmada.

—La cosa es que el día que te llevé a la agencia, y aquí a nuestro amigo te vio paseándote por su taller con esa faldita que llevabas puesta, te le antojaste.  Y bueno, pues tú querías ese descuento, y  yo le prometí que de menos tú le darías una buena mamada o unos besitos bonitos en sus pelotas peludas, si te conseguía aqlgo…    Así es de que creo que ya es hora de que le pagues y no me hagas quedar mal con mi parte del trato.  ¿O no mi Pacheco?...— El maldito truhan acabo dirigiéndose a su compinche.

Los ojos de Verónica seguían tan abiertos, o incluso más que su boca, que ante toda aquella andanada de indecencias e inesperado chantaje mezquino, involuntariamente perdido la tensión de los músculos de su mandíbula, y parecía próxima a caerse hasta el suelo.

Ahora sabía y entendía más claro a que había sido llamada por aquel tipo.  Y que con sus encantos de  señora casada y prohibida él ya tenía previsto dejarla que saldara tanto la cuenta pendiente entre ellos, como favor que éste supuestamente le había conseguido.

Aparentemente el tal Romeo para pagar esos y otros favores que ya le debía al Pacheco ese, le había ofrecido a mi esposa como pago principal de sus negociaciones, cual si fuera ella una puta cualquiera que le pagaría con su cuerpo.

* * *

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7 comentarios:

  1. 1 parte.-
    Ludo ¡Poli-cultural!
    Quiero decir que coincido con todo lo que comentaste en el artículo “el porno es cultura” y quisiera más adelante hacer un comentario al respecto, pero…?
    “Mas pensado,” no tan impulsivo como escribo siempre (a lo guey) para estar a la altura de dicho artículo.

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  2. 2 parte.-
    Lo que NO puede esperar es decirte: del talento que tienes para:
    ¡TRASMITIR EMOCIONES!
    Te superas en esta serie, ¿Qué? no, no NO, ¡TE SUBLIMAS!
    En este último capítulo la narrativa es tal, que colocas al lector y consigues que el sienta lo mismo que los personajes, “la sorpresa” angustia, al descubrir el personaje escondido (mecánico) las emociones de los 4. (Las experimenta uno)
    Eso es la verdad, te vuelas la barda.
    Estabas hablando de que con el paso del tiempo evoluciona tu escritura, pos ¡SI!
    Eras el maestro de las 3 bandas (esposa, cornudo y amante) pero esto ya se convirtió en una de 4 bandas, ¡para bien!

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  3. 3 parte.-
    Además dices que esta historia, la estas escribiendo de corrido (seguido, sin edición, pa que se entienda) así como te sale, pues ¡APLAUSOS!
    Sin duda tus años de práctica han hecho al maestro.
    Y respaldando tu dicho (“el porno es cultura”) que las primeras veces, son las más emocionantes,
    Pos ¿Sería bueno que esta la siguieras así?
    Digo sin que sea una norma, (inquebrantable) pero hasta ahorita la historia, va muy bien.

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  4. 4 parte.-
    Coincido con Magoes, lo bueno es, y será siempre BUENO.
    NO te confundas cantidad (los pendejos) ¡CON CALIDAD! (nosotros)
    Que arrogante esto último que escribí, pero me moleste.
    Y como hulk, no soy yo cuando me enojó, ja, ja, ja.
    La seda, NO se hiso para los marranos.
    He dicho.

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  5. En todo caso, te leen quienes apreciamos tu obra, el ir dando detalles y avanzando lentamente crea un morbo especial, esto es como la venganza que es un plato que se come frio, de a poquitos vamos llegando a lo sublime del asunto. Te felicito por esta nueva serie, aunque me quede pensando si algna ve hicistes lo de Monica y los japoneses y tambien me falto " Una madre ideal" , en todo caso, con estos relatos pagas ( en buen onda) la larga espera :) Saludos!

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  6. ya no quieres hablarme?, soy jorge el de USA., te he mandado algunos correos...

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    1. Con que me digas que eres Jorge es casi suficiente para mi...

      Ya me extrañaba el no saber nada de ti. Y claro que quiero saber de ti, pero ni he recibido llamadas tuyas ni correos...

      Ludo de México

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