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domingo, 19 de febrero de 2023

Oscura Noche de San Valentin ( 2a Instalación )

 ***Aunque publico esta 2a Instalación -Aunbusco opinión y ayuda ***

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Oscura   Noche   de    San   Valentin  

90%    Real   ©        Dra.R.Mani   ©   Jordy   Xors   y   ©   El   Relator. 

                Ludo   Mentis   y   G.O.   Tigers  

(*1)  ♪♪♪    Cumbia a la gente: A. Duprey / G. Lebrón / Guaynaa / Roberto A. Vázquez.

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*°** 2 **°*

Continuación  1a Parte

(*1)  

*…♪♪♪ ‑ …La temperatura caliente… Gotas  de sudor en la frente… Ay que rico se siente…♪♪ ‑

‑“¡Ay no…!”, “Le voy a amarrar las manos”…  ‑ Inquieta ante la declarada avanzada, por un instante pensó Susana en quitarle la mano y marcarle un hasta aquí.   En vez de ello, y de momento no se atrevió a hacerlo por lo que sólo se la detuvo, cuando ya buscaba él bajar otro poco con esta sobre su cadera, aunque procurando ella al menos adquirir ante el precipitado individuo un poco de seriedad optó por indicarle lo indebido de la osada maniobra que pretendía practicar enseguida sobre su persona cuando titubeante buscó alzar ella su delicada mano siniestra para mostrarle el resplandeciente y áureo fulgor de la sortija matrimonial que con delicadeza engalanaba su dedo anular cuando sumándose a esto expresó hablándole de Usted al dirigirse hacia él por sobre el fuerte barullo de la música y gente :  ‑“No… Perdone, no vengo sola” …

…Vengo con mi  marido.‑ Aunque sin dejar de mecerse aun pegada ella a la figura de aquel hombre, giró entonces Susana su delicada manita para que quedase así  de frente a la vista de él el llamativo brillante de corte princesa que coronaba el juego de alianza de anillos de compromiso y argolla de matrimonio que desde hacía ya cerca de 10 años la distinguía  como mujer reservada y señora desposada.

Ah sí…  mira que bonito anillito, en verdad se te mira bonito, mamita…   Aunque yo sé dónde o como se te vería más bonito conmigo, princesa.   – En el hablar, aparte de lo no muy educado o distinto, dejó aquel, notar también parte de  lo vivido.

No; es en serio que vengo con mi marido… Él sólo fue al baño…‑ Intento ella explicarle.

­Sí,  sí creo que lo vi Mami… Creo que lo vi por aquí antes bailando contigo…‑Concedió el aventurero antes de salir con una  ocurrencia que no lo dejara fuera del juego :‑  Lo bueno de eso de que ya vaya solito, es que puede ir solo, y así mientras aquí yo le cuido a su reina en lo que él vuelve por tí…  ¿O tú crees qué se pierda, Mamita?...

Sintiéndose entonces Susana , vulnerada y nerviosa por el decir de aquel hombre, y de alguna  manera experimentando sensación similar a la que a algunos ocurre dentro de sus sueños al intentar asestar un golpe certero y definitivo hacia algún pesado oponente, los puños y extremidades completas de alguna manera dieran de si ante el empeño de aquel momento de necesidad, e incluso a la hora de  la verdad llegar a doblársele casi que por completo las debilitadas muñecas y codos de su apurada presencia ante el mal que entre los sueños presagian terminar saliendo cuasi por completo incólume de la defensa intentada por uno. –De  momento  no supo ella que otra cosa objetar, decirle o hacer como no fuese en dichos instantes mas que la de , ‑ aunque sin en realidad buscar defenderse o apartarse de éste o mostrarle de alguna otra forma su repentina incomodidad ante él o lo dicho  por el sujeto  ‑, limitarse a detenerle la mano que la sujetaba del talle y decirle :

*SusAnita había decidido darle otro par de sorpresas como regalo de Aniversario y San Valentín*

 

 

‑No… por favor no. No siga.  No debe  tardar… Él…– Sería quizás en parte por el alcohol ingerido desde la cena en aquellas copas  de vino que tanto ella como su marido bebieron en el lujoso restaurante al que su marido , –Alejandro – la invitara a cenar  con ocasión de celebrar juntos de aquella manera su próximo aniversario como pareja  y el día del amor.  Ocasión para la cual –aparte de todo‑ y de haberse vestido como la esposa más sexy y del modo que ella en especial sabía que a él le gustaba, ella había decidido darle también otro par de sorpresas que como regalo de Aniversario y San Valentín le tenía preparadas para decirle y mostrarle durante aquella velada romántica.

♪♪♪ ‑ …Que le den cumbia a la gente…  con eso es suficiente…Ay que rico se siente…  Cuando lo mueves, lo mueves, lo mueves…♪♪ ‑

(*1)  

“…Él, no” – Quedó ahora incompleta la frase que intentó oponer cuando de nuevo sintió a aquel hombre apretujarla más hacia él, y éste porfiado; como si de un pulpo con ocho brazos en vez de un simple humano con dos manos inquietas que cual tentáculos fueran en pos de los apetitosos glúteos de ella, sintió entonces Susana la temeraria y firme caricia conque aquél se apoderó de sus nalgas apenas cubiertas de manera sucinta por la tela del tentador vestidito que junto con la muy embarazosa e inane tanguita roja  que en realidad  y en primer sitio, o más que  ninguna otra cosa había decidido ella ponerse de estreno con la sola intención de sorprender a su esposo con esta misma. Y así  notar la expresión de la cara de él cuando aparte de  descubrir  lo anterior se llevara también otra sorpresa que le tenía ella ya  preparada.

Siendo una de estas la que hasta hacía apenas unos cuantos  minutos atrás suponía ella que además de encontrarse con aquella incomoda pero sugerente prendita que calándosele entre los lugares más privados e íntimos de su agraciada femineidad, y siendo esta nada mas que un breve entredós de sutiles encajes florales y elásticos cordoncillos que con muy poca dificultad dejaban  casi a la vista de cualquiera que la mirara a Susana en ese momento; revelándose cuasi con entera obviedad el tipo de frívolas prendas que llevaba ella puestas debajo de la exigua tela del corto y ceñido vestidito que usaba esa noche  y poco – o quizás fuese mejor limitarse a decir que casi muy nada‑ o mas bien muy poco ocultaba a la vista de extraños de su figura mientras bailaba con un hombre distinto a su esposo, en tanto que sintiéndolo tan cerca y por completo volcado ya encima de ella, trataba de olvidarse de todo lo que hubiera planeado hacer con Alejandro esa  noche y sólo poder reaccionar con cordura.  – Pero aquello le resultaba ya algo casi imposible de hacer a la desprevenida mujer; quien de a poco y como perdida entre psicodélicas brumas sentía  que una cálida sensación comenzaba a apoderarse de su conciencia ante esa persona.‑

De pronto le parecía a ella como si algo, o alguna especie de embrujo hubiera caído encima de ella cuando aun más confundida, y antes de voltear a buscar  a su  esposo que apareciera de algún  lado o de donde se hallara metido, por un breve momento le pareció ver la figura de aquel hombre distorsionarse delante de ella.   –¿ Qué pasa, Mi Chula? … Ya ves, Mamita. A ti ya se te subió y el buey de tu esposo se me hace que ya se perdió…‑   Acercando hacia ella su lóbrego rostro de oscura criatura de la noche, tal cual salivante coyote decidido cada vez más a atacar y caer encima de la presa elegida por éste, masculló casi en el oído de la aturdida mujer cuando se le pego a Susanita aún más y la atrajo  hacia él.

(*1)  

♪♪♪ ‑  Que le den cumbia a la gente… y un poquito de aguardiente ´pa sacar las cargas de la mente…‑♪♪♪ -

“Oooh, usté tranquila princesa…  No pasa nada mi nalgoncita bonita… Ya ahorita se le baja, usted aguántela aqui, Mami…”‑ le dijo el taimado y habilidoso sujeto que sin dejarla apartarse de él; y sin que, en su apurado trastorno, ni apenas ella poder darse cuenta de nada continuó moviéndola por la pista hasta conseguir acorralarla contra una gruesa columna o especie de muro apartado que al parecer se encontraba en un rincón o punto situado en la cercanía del perfilado desplante del pasamanos de una umbrosa escalera apenas bañada en su camino hacia arriba por  la mortecina y escasa luz que unas pequeñas lamparillas de LEDs semiocultas emitían con una tenue  tonalidad entre ambarina y rojiza.

Alertada hasta entonces; con la mano siniestra de aquel hombre posada de nuevo entre la breve cinturita y retaguardia de la desconcertada Susana, justo cuando la espalda de ella fue a topar con pared contra la que éste había logrado situarla al preciso momento, en que pese al acucioso y pronunciado estupor que comenzaba ya a doblegarla, al notar la situación de dominio en que ahora éste se hallaba ante ella, cuando fue dándose cuenta de lo grave o seria que se estaba poniendo la cosa al sentir, si bien no en peligro inminente de que algo grave pudiera  llegar a pasarle, si ya muy vulnerable y expuesta; a punto de acabar de ser sometida y pronto, –de no ocurrir otra cosa que lo evitara o alguien se  lo impidiera,‑ terminar cediendo para acabar dejándose manosear por aquel decidido sujeto al que ni por su nombre le conocía o nadie siquiera le había presentado en ninguna manera a la aturdida señora.

Sensación que tan solo empeoró para obnubilarle la mente de manera ya más profunda y definitiva cuando habiendo cedido ya en sus intentos por apartarse del hombre y junto la cordura recuperar algo de espacio; sumándose al desconcertante estupor producidos en sobrada medida tanto en ella  como en el ausente Alejandro por los acusados efectos de aquellos Manhattans bien recargados con los que a modo de pre-copeo su incauto marido la instara a beberse ella para acompañarlo a tomarse aquel “Atrapador de Sueños”, que como recomendación hecha por el personal del restaurante al que con la idea de comenzar aquella velada habían asistido les sugiriera probar como remate de la cena perfecta con la que suponían sólo haber dado inicio a  la romántica fecha.

– Cena la cual tuvo lugar antes de haber venido a parar poco después a este arrabalero congal donde bebidos ya más de la cuenta ahora ellos se hallaban, luego de haber aceptado la invitación de cortesía sin cargo de cover que durante la misma y antes de que salieran del restaurante les extendiera el amable y muy solicito Maître d' que en todo momento había estado al pendiente de ellos… 

     “Esta aquí apenas casi a la vuelta caballero; les aseguro que será del completo agrado de la damita… Y de usted también por supuesto, señor…” ‑  En el apuro del ajetreo y ansias que se le venían encima de Alejandro al buscar a su esposa, recordaba  algunas de las palabras con que aquel hombre parecía haberlos embaucado para que en vez de a otro lugar  buscaran el que éste les recomendara.  

°*°*** 3 ***°*

 (*1)  

♪♪♪    Si eres de las que te gusta bailar… Aquí te traje un regalo especial… y ahora tú vas, tú vas,  tú vas a sudar

–“Aparte de la invitación aquí le doy  mi tarjeta para que les diga que va de mi parte y que Renato, o “El Bebé” los atiendan como su encantadora damita y usted se merecen…” . Vino también la memoria de las palabras que aquél había utilizado para animarlos a que asistieran al al no muy famoso pero concurrido centro  nocturno del que realidad no le parecía haber oído hablar mucho a ninguno de sus buenos amigos, o amigas del matrimonio o su esposa.

 

2 comentarios:

  1. uff Netito, me canso de leer, pero me encanta

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    1. ...Gracias, Chica Bonita de la boquita pequeña. ¿Pero por qué te cansas ?

      Netito Curioso.

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