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miércoles, 8 de febrero de 2023

Tan sólo cosa de chismes ( ¿ Será que me Amás ? )

Tan   Sólo   Cosa    de   Chismes  

Cosas   Entre    Buenos     Vecinos     .- 

 

Capítulo   2-   1a   Parte.-   (    ¿   Será   que     me  Amas    ?   )     .- 

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–Que conste –

Aparte de chismes o no chismes, calumnias, habladurías o algunos que otros rumores que se me hubiesen podido llegar a colar; desde este momento puedo yo asegurarles que todo lo que a partir de este punto puedan ustedes llegar a enterarse al leer lo siguiente, es todo cierto. Todo excepto algunas partes que pudieran haberme sido mal contadas por alguien, o –en forma deliberada–, tenido que ser cambiadas e inventadas por mí.                   GO ‑Ludo M.‑.

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…Bueno, pero  y estas chachalacas escandalosas de al lado, ¿algún día será que terminen de reparar la alambrada esa que da a la terraza de nuestro jacuzzi?,¿ o también se supone que sea uno o nosotros los que repongamos y acabemos pagándole a un instalador para que venga a colocar los cintillos esos verdes de plástico que no más no nos pusieron?   De no ser por lo que alcanza a taparnos con las ramas y hojas del árbol, a veces siento como si tuviera aquí adentro de mirones a algunos de esos tipos enterándonos de todas las estupideces que dicen…  En especial ése que habla como si todo mundo estuviera sordo y él fuera una guacamaya que quisiera que todo mundo lo oyera. ¡En verdad me fastidia! –   Queriendo sobreponerse de los confusos desvaríos y lóbregas alucinaciones tenidas momentos atrás, a voz en cuello se quejó Ernesto de algunos de los vecinos al encontrar  a su esposa en  la cocina.

‑El colombiano o venezolano ése… Que  aparte de ni tener que estar haciendo nada en éste país, ahora resulta que por su puesto en el comité de este gobierno de pantomima ya hasta yo dependo de él y su aprobación… ¡De veras!...  ¡Los patos tirándole a  las escopetas!‑ Sin acabar de recomponerse de aquél complicado sentimiento de culpabilidad, más que otras cosas  derivada de sus inseguridades y latentes suposiciones estimuladas en él por las acusadoras palabras del otro de sus entrometidos vecino; en la inconformidad pretendió enmascarar algo de las ansias que aún le apuraban cuando llegando él desde atrás a la mirada de éste quedó la espalda, amplias caderas y redondez de las nalgas de aquel contundente trasero enfundado en las tentadoras formas, que se marcaban bajo la elástica tela de unos ajustados leggins que sin dejar escapar  nada a la vista,  delineaban todas las curvas de la núbil e incitante anatomía de su esposa; quien sin dejar de atender lo que hacía, apenas si volteó a mirarle al tiempo que le decía : ‑ “Ah, ya vas con tus quejas”

‑¡Bueno!, ¿pero si qué quieres?... Sé que está de moda lo de ser incluyente y no ser mala persona con ellos o la gente con necesidad, pero…   Esto que hacen aquí es ya un abuso… ¡Acuérdate de la otra vez en que las fulanas esas ya se andaban queriendo colar a la fiesta ,las muy chistositas! – Embobado ahora de pronto ya en lo bien que se veía su señora parada  delante de él, pretendió argumentar.  Aunque su cabeza casi estaba en cualquier otro lado menos en lo de intentar sostener ese punto.   –Primero lo de Morales con lo del vestidito ese; luego la tanga  manchada y toda embarrada, y ahora estos leggins que dejaban  notar todo. –  ¡Su cabeza explotaba tanto como sentía que su pecho se le oprimía.

 

– “¡¿A dónde se supone que fuiste…!?, ¿o de dónde vienes y que hiciste con ese abusivo baboso?!” –  Movido por la apremiante congoja por poco lanzó tales cuestionamientos mientras que pasmado continuaba admirando el inquietante espectáculo que ante la vista de él daba su esposa con cada uno de los movimientos que hacia ella, y ocasionaba un involuntario meneo que de alguna u otra manera se replicaba produciendo a espaldas de Hanae un suave vaivén de sus óptimos glúteos de señora casada.    Por lo que movido por una cuestión de disimulada indulgencia y satisfacción de al menos poder sentirse aunque fuese de alguna manera parte de la dueña de tan sublime anatomía de mujer, de nuevo se sobrevino en él un desbordamiento de retorcida lasciva que volvió a gobernarlo y una vez más lo hizo callar para no perturbar la quietud del hogar. Acallando así las acuciosas preguntas que en cambio transformó en más quejas que encubrieran sus celos:

 ‑…Bueno, Mi Vida, Es qué no sé cómo a ti no te molestan. Ese tipo o los demás extranjeros que ahora tenemos ya por vecinos…  

‑“Aparte de Morales o nuestros otros vecinos tranquilos y más decentes de La Privada completa que aunque miran pero respetan; estos otros, incluido, o principalmente el tal Robinson ese y los demás que viven ahí; los  he visto como casi te encueran y gozan con la mirada cada que por algo te alcanzan a ver” ‑  Las ansias morbosas  casi ganaban de  nuevo , pero alcanzó a contenerse cuando Hanae intentó destacar:

 ‑Bueno, Neto…  Pero eso de que ahora haya mas gente con buenos ingresos viviendo en  el barrio nos ha permitido aumentarle la renta a nuestros dos inquilinos.‑

Bueno, no… Eso sí pero  no todo tipo de gente es  buena nada más porque si, o porque traigan dinero para poder pagarse la renta…‑ Distrayéndose un poco de la curvilínea figura de su mujer y lo que – haciendo todo acopio de voluntad para no acabar estallando en decirle en tales momentos–, luchó por no reclamarle  nada acerca de lo que ahora casi tenía ya por seguro.

 Continuando así su alegato el afectado marido: ‑ Y encima de todo;  eso de querer abrirse ventanas hacia nuestra colindancia… Es estúpido, ya se los dije.   Si quieren o querían poner sus balcones, que los pongan pero mirando  hacia su patio interior; no hacia nuestro jardín… ¡Gente de a tiro pendeja e ilógica !…   Si  mira no más a ése tal Robinson… Con su piso a la altura de la terraza, de no ser por las ramas del árbol, la ventana de su recamara casi se mete al jacuzzi…  ¡Nada más eso faltaba!, ¡¿No crees?!... Que el fulano ése raeggetonero aparte de todo quisiera tener balcón de  primera fila para andarte viendo o mirándonos a ti o a los niños cuando lo usamos…‑ 

 Soltó la perorata que al parecer –esta vez–por mandato cuasi divino no pudo Ernesto evitar concluir con un inopinado remate :  – “¡¡¡Si ya sé y hasta yo mismo lo he visto cómo te mira y te sabrosea ese tipo!!!”… 

Complicándose entonces la situación en la cocina de los De Armas, cuando como si el tiempo se detuviera en el espacio entre ellos, llenándose esta de un silencio incómodo y tensión que se sostuvo quieto en el aire que de tan denso, incluso pareció que pudiera cortarse con el filoso cuchillo que la abochornada mujer manipulaba al momento que de pronto se sintió puesta en tela de juicio y observada por su contrariado marido, quien consciente de su involuntario desatino y aun sabiendo que había dejado irse demás a su boca, yendo esta hacia terrenos a los que pretendía no moverse,  pero movido por la desobediente e inconfesable lasciva que sin poder evitarlo le sobrevino al estar viendo el sutil contoneo de aquel par de glúteos de ensueño que inducían a no poder dejar mirarlos e imaginarlos en muy distintas maneras y circunstancias. 

 

" - Ahora, Ernesto no podía ya dejar de imaginar a su Hanae en todo tipo de situaciones con su vecino.-*


 “¡Dios!...  En verdad son hermosos, ¡¿verdad?!” ‑  Se imaginó al creador de la tierra contento de atestiguar y poder dar su voto de aceptación ante tan sublime y morbosa creación puesta por Él en el mundo para disfrute de los mortales…‑ Aquel pensamiento cargado de iniquidad vino a la cabeza de Ernesto justo al colarse la de aquel indeseable vecino, al quien sin poder remediarlo dándole forma entre sus imágenes, primero se figuró observando a su esposa, para enseguida transfigurarse en un ente maligno que asintiendo al mirarlo disfrutaba de la presencia de las contundentes nalgas de Hanae siendo tanteadas bajo la atenta mirada de la ominosa figura de aquél hombre, presentadas a éste cual suculento bocado dispuesto a ser toqueteado, inspeccionado, saboreado y probado por él de una y mil formas… 

La idea causó escalofríos dentro de la conciencia de Ernesto, quien por un breve momento alcanzó a dar luz dentro de sí a la imagen de aquel oscuro individuo arrancándole de las posaderas a su señora la muy descarada prenda que de manera tan poco modesta y ambigua, en ambos planos ahora cubría las formas de ella.  ‑…“¡¿¡Quieres estar encuerada y que así todo el mundo puedo ver estas nalgotas!?! …¡¡¡Pues encuérate, Mami!!!  …¡Sí!, ¡encuérate para que Yo mismo, Tu Padre; o los vecinos,  gente en la calle o el supermercado, o a donde quiera que vayas tú te puedan ver esas nalgas cuando caminas o te empinas para que te cojan; y no nada más tu marido o ése vecino al que ahora se las estás regalando para que las disfrute mientras te monta!, o te las vea desde la ventana de su departamento!!!...”

‑¡Ayy Papi!...    No…‑ Acabó devolviendo a la tierra a Ernesto la queja de Ella.  –No seas grosero... Yo no te he dado razón–

Sin saber a que plano correspondía ya tal suerte de extraordinaria entelequia fraguada en el  subconsciente de Ernesto por el corrupto e inusitado ensalmo del que sin poder impedirlo era objeto,  justo cuando su cabeza  parecía próxima a delirar y colmarse de la desbordante  visión de su esposa acomodada sobre la cama sobre sus manos, rodillas y pies siendo abusada por el enorme y grueso pene del siniestro sujeto, de súbito esta imagen se diluyó cuando de pronto  la envisionó de espaldas a él tremolando y derritiéndose en un  ahogado suspiro que desde algún punto de ella surgió al ir descendiendo sobre la enhiesta barra de carne que desapareció, engullida entre la suave redondez de sus blancas y riquísimas nalgas.  

 ‑¡¿ Qué ?!, ¿Vas a decirme que no es cierto?‑  Abstraído aun todavía un poco en sus elucubraciones, esgrimió él, afectado.   Extendiendo enseguida la verdad poco más lejos en esta ocasión :‑ Ya  hasta  me dijeron que han visto cómo te mira y que te vieron hablando con él, Han…‑

‑Sí es cierto… ‑ Aventuró Hanae. ‑  Hoy que lo vi hablando con uno de los vecinos cuando regresaba de dejar a los niños, fui a verlo. ‑  Dejó en claro ella como si – aunque sabiendo la postura real de su esposo al respecto de aquel hombre –, aquello fuese cosa de todo los días.

…Y-y-, ¿cómo para qué fuiste, o de que cosa tenías tú que hablar con ese mono? – Coartado por si mismo a intentar refrenar las profundas ansias que la sola mención de aquel hombre y el hecho en realidad le causaba, titubeante Ernesto se atrevió a  cuestionar.  Pero nada de lo que él hubiera supuesto hasta ese momento lo tenía preparado para lo que se le vendría enseguida…

 

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 ‑Pues resulta que ese mono, como tú le dices trabaja ahora en la tesorería y según me enteré,  y  ya hasta me dijo que puede ayudarnos a resolver lo de los pagos vencidos, o hasta por medio de él hacer que se nos aplique una condonación de algunos de estos para que no pagáramos tanto… ‑ Explicó muy animada la joven señora, haciendo vacilar aún más a su desconcertado marido.

‑¡¿Eh…?!,  ¿Él?...   Esto si ya es el colmo…¿Y puedes decirme cómo consiguió ese pelado ese trabajo…?    Primero nos vienen a invadir, luego llenan  los edificios con sus pendejadas esas que ponen, y ahora consiguen puestos en el pinche gobierno.  ¿Luego que sigue?, o dime tú como le hizo, ¿o con qué se supone que le van a seguir ya después?...

Aunque no se atrevió a acabar de expresarlo en manera sucinta, la revuelta cabeza de Ernesto se figuraba todo tipo de posibilidades que bien podrían haber ya sucedido o próximas a sucederse entre todo aquel enredo cultural y social.    Y en modo bastante más inminente y cercano entre su esposa y aquel arribista; cuando movido por una picante mezcla de acongojada curiosidad y algo de morbo angustiante, concedió: ‑   “¿ Y qué?, ¿le preguntaste…?  O él te dijo u ofreció que podía ayudarnos con eso, o tú le pediste?...  ¿O qué le dijiste?

‑Quedó de que mañana  nos decía.‑  Aclaró ella, sin disipar ninguna  duda.

¿Mañana?... ¿Sábado?... ¡¿Cómo…?!, ¿le diste los datos?‑ Revuelto en sus animosas ideas se apresuró a preguntar el marido.

Sí… Si se los di, los traía en una foto que tenía guardada de una boleta en el Iphone… Y quedó de que mañana nos dice… ‑ Recalcó Hanae sin descuidar la tarea que traía entre manos.

‑Sí, pero mañana es sábado.‑  Volvió a objetar él.   – Por eso pregunto–

Ah sí… Ya sé… Lo que pasa es que aprovechando que llevaste a los niños con mi Mamá y a que se quedaran a pasar el fin de semana con sus primitos; lo invité mañana por la tarde a  tomarse una copa aquí con nosotros para que platiquemos y ya nos diga él cómo puede ayudarnos…‑

8 comentarios:

  1. hay que barbaro ese netito, verdad?

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    1. ... Aaay, sí Xochi. ¿Crees tú qué este Netito, sepa lo que se le viene...?

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  2. Me gustó mucho, me tuve que tomar mi tiempo para no perder detalle, todo espectacular.

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    1. Gracias Natalia... "Ahí va".

      Me agrada muchisimo tener pocos , pero entusiastas lectores - as - que disfruten de " los pequeños " detalles que intento plasmar en lo que escribo.

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  3. Muy rico, voy como a la mitad ;)

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    1. Está bien... Todo a su paso ... Recuerdo que a veces yo también asi me gustada leer - o ir releyendo pedacito , por pedacito ...

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  4. Que rico está el relato! Gracias!

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  5. ...Por nada, "anónima" y misteriosa ?

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