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lunes, 15 de diciembre de 2014

Amor y Lujo 4 a Parte ( Temporal )

Para no tener tanta espera y que se hagan una idea de lo que se trata, aquí les pongo el borrador del fragmento que estoy escribiendo actualmente.

En cuanto esté completo éste segmento lo posteare tambien temporalmente, antes de que se vaya a revisión.   Sustituyendolo en ese momento por la 5a Parte del mismo relato, y que como y he dicho, antecede o intercala dentro de la quinta parte, para despues continuar hacia el final del paseo familiar.

Tengan paciencia...  Escribir tantas imagenes, situaciones, díalogos e ideas, es bastante distinto a  hacer una composición de una página de tarea  o redactar un informe que de seguro ni el profesor o, en su caso los jefes, leeran mas que para encontrar el único error ortográfico o de concordancia que cometimos al realizarlo.

Ludo Mentis.

Con idea de dar cierta idea de "continuidad a la escena", añado un fragmento que antecede a la misma del...

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Amor y Lujo©
(Adaptación y Cambios)*
Fragmento Parte 5 ... Capitulo 8 ( ¿Ojos que no ven? Corazón que no siente si hasta la paredes tienen oídos?   )





Batallando por controlar mi nerviosismo y los niveles de alcohol que ahora sentían que afectaban mi torrente sanguíneo, en cuanto estuve adentro del dormitorio acomodé a David sobre una de las camas procurando que no se despertara al tiempo que le decía a Daniel que me ayudara a destender las sabanas y buscara la ropa con que se dormiría para ponérsela.

Los segundos que me tardaba en hacerlo me parecían interminables horas que podía perderme cualquier detalle que sucediera cuando por fin pudiera ir hacia el área principal de la pequeña suite donde ésta se conectaba a la otra y me atreviera a asomarme a ver lo que hacían.  

Pero cuando finalmente, habiéndose metido él también a su cama y encendí al televisor de su cuarto para que se arrullaran, logré dirigirme hacia aquel sitio, mi corazón latía desenfrenadamente sin saber que haría a continuación, por lo que intentando calmarme me senté en un sillón que se hallaba situado de espaldas al blanco muro falso que las dividía y muy cercano al breve pasadizo que nada más separando ambas estancias por las puertas que las comunicaban. Resultando que debido a lo delgado del yeso o material empleado para su construcción, aun con el sonido del televisor encendido descubrí que sin ser necesario que se hallaran abiertos ninguno de ambos umbrales me resultaba posible alcanzar a escuchar algo de lo que sucedía en el cuarto de al lado.

Por encima de la irritante voz del personaje de las caricaturas que mis niños veían pronto percibí que aumentaba el ruido dentro del aposento que había compartido yo con mi Patricia, cuyos profundos gemidos de placer apenas ahogados o debilitados por el golpeteo de nuestra cama contra el otro lado del muro empezó a parecerme tan intenso que me hizo temer que los dos chiquitines también pudieran oírlo y en vez de dormirse fueran a levantarse preguntándose qué extraña cosa ocasionaba tal ajetreo o aun dentro de sus párvulas mentes pudieren llegar a dilucidar la tremenda escena que podría ya estar tomando curso entre su propia madre y aquel desconocido con el que de forma tan impensadamente fatal para mí,  ahora ella había tomado para culminar una nueva tarde infidelidades.

Entendiendo plenamente lo que significaban todos aquellos sollozos y ruidos que acompañándose con mil imágenes que vinieron a mi cabeza durante el tiempo en que sin reunir el aliento que me faltaba los dejé que disfrutaran lo que hacían, hasta que sin darme cuenta de ello, de la obnubilada realidad del momento que estaba viviendo, mi cabeza pareció ir confundiendo el camino trayendo de vuelta a mi mente recuerdos diversos que ansiosamente colmaron mi de por si ya perturbado estado de ansias.



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Amor y Lujo©
(Adaptación y Cambios)*
Parte 4 Capitulo 1             à ( ¿Un Salto Cuántico hacia el pasado cercano? ).  O:  ¿Recuerdos de algo Más que un simple recuerdo presente de cuando todo era más simple?...
Ludo Mentis

Aunque hubiera sucedido mas tiempo tras la tremenda debacle, en realidad a mí a lo sumo me parecía que habrían transcurrido apenas un par de días luego de que mi supuesta apostura de macho y hombre casado, buen cazador y responsable marido líder de la manada, seguro de si mismo y dueño de su futuro sufriera tan inesperados cambios.

Primero, tras la pérdida de mi principal cliente, despidos y pagos de indemnizaciones, después tener que afrontar la derrota ante conocidos, familia, y principalmente ante mi media naranja, para después, víctimas de decisiones precipitadas o algunas otras a las que sin poder casi oponerme tuve que permitir con tal de no terminar por desbarrancarme si acaso soltaba la endeble ramita que, ‑a punto también de zafarse esta del suelo con todo y raíz‑, pero a la que al menos me hallaba todavía yo asido como última esperanza de vida,  había ocasionado que aceptara aquel préstamo de manos de la persona más indebida, a la cual ahora más que en dinero, le debía el tremendo favor que de a poco, él iba cobrándose en especia a través del cuerpo de mi mujer cada que a él le daba la gana.

Así, tal cual, casi de la mañana a la noche yo había perdido todo o muchos de los privilegios que antes daba por hecho.  Mucho de lo que hasta entonces nunca hubiera pensado posible llegar a perder, o había  considerado mío por completo, o lo había tenido prácticamente que rematar, o como había sido el caso de mi, hasta ese entonces, supuestamente intocable y leal esposa Patricia, cuyo amor, cuerpo y persona, como todo hombre casado, habría presumido reservados para mí, su marido;  en vez de al servicio de aquella cofradía de libidinosos bandidos enmascarados, sedientos de placeres indebidamente corruptos e ilícitos; que principalmente perpetraban en contra de señoras casadas y matrimonios bien avenidos que habiendo caído en desgracia terminaban por doblegar, para disfrutar del morboso gusto que les ocasionaba saberles vencidos y paladear la dulce victoria que sobre los demás miembros del exclusivo club al que pertenecían el tal Lanzagorta, como Eduardo, el cuasi flamante esposo de la mamá y “padrastro” de mi mujer ante quien inicialmente tuve que “resignarla” con tal de no acabar de perderlo todo, ella incluida.

Si bien, creo yo, lo que tenían aquel club de mañosos no podría tipificarse o ser considerado como “trata de blancas” o tráfico de personas, pues más allá de la denigrante manera de deshonrar, para esas alturas había visto cuan selectivos y cuidadosos eran en sus procedimientos, que cuidándose de no dejar cabos sueltos o fallas por las que pudieran verse expuestos o comprometidos más allá que sus “victimas”,  tal vez debería de ser considerado un Trata de adulteras o Tráfico de influencias, esposas e infieles.  

Y recordé entonces algunos detalles de como fue la ocasión en la que sin habérselo sospechado antes Patricia, después de haber acudido a una cita a la que Eduardo le había impuesto como pago en cambio por intentar ayudarme a ganar el favor de un posible contrato que el ministerio de defensa estaba por conceder; terminó por ofrecernos ante “El Coronel”

“ ¡No Eduardo!”… “¿Cómo crees que voy a aceptar eso?...”  “Por Dios”,  “bastante mal está lo que tu y yo hemos hecho, y que Daniel haya tenido que aceptar o tolerar que lo hiciéramos” ‑  Recuerdo casi exactamente las palabras que uso Patricia cuando me contaba lo sucedido en su cita. Sorprendida de las implicaciones del comentario que él le  había hecho durante la cena.   ella me dijo para describir el conmovido estado.

“¿Pero como crees?”...   “¿Se te olvida que pese a todo soy una señora casada y con hijos?, ¿y que tu esposa es mi madre?”... ‑  Siguió relatándome lo que le contestó antes de que él le terminara diciendo:

Bueno, pues sí, ya sé que estas casada, ‑“Pero las cosas ahora son, y ustedes dos saben que son diferentes. Y bien lo sabían cuando tu tomaste ése cheque y Daniel decidió depositarlo en su cuenta para hacer todos los pagos que ustedes hicieron”…‑

En tanto que tú o él no tengan como pagarnos y volver a conseguir algo estable, hay favores que ya deben y tienen que ser pagados antes de que se les cobren de otras maneras… Los niños se queden sin escuela de paga u otras cosas más terribles sucedan…No sé si me entiendas Patricia.– Como si yo mismo hubiese estado presente en esos momentos, a la fecha me parece que aquel tipo me estuviera lanzando a mi la sutil advertencia que le hiciera a mi esposa.

“Después de todo creo que en vez de ver esto como algo malo, los dos deberían de verlo como una buena ventana de oportunidades,  de conocerse a sí mismos, de valorar lo que tienen, conocer otras personas y probar nuevas cosas”…   “Sólo es cosa de dejar que todo tome su curso y no estén batallando en contra de las leyes de la naturaleza”…     Dijo que él le había dicho después.

Esta es no es sólo la ley de la selva… ‑ Le dijo una vez mas a ella antes de lanzarse a signar lo que le tenía ya previsto:    ¿De que tanto puedes quejarte?... El sexo te gusta… Y por lo que vi, Daniel es de “esos”…

¡¿De esos que Patricia!? – Recuerdo como  enteramente afectado por lo que ya se iba convirtiendo en mi nuevo estatus, intenté objetar.    Pero sonrojándose ante su indiscreción  y el visible modo en que me había afectado, prefirió callar y no ir más lejos en esos momentos.

…Pero, ¿ y si acepto o aceptas?... ‑  Recuerdo haber dejado en el aire por unos instantes la idea, sin saber como plantear la posibilidad de aquella nueva rendición o derrota que tal vez tendría que aceptar..

Es decir, ¿si tú aceptaras verte con ese Señor?...  ¿Es seguro que nos adjudiquen ese contrato?...‑   Me fue  más que embarazoso transgredir aquella nueva frontera y hacerle notar que pese a todo lo que ya antes al respecto hubiera yo dicho, era capaz de volver a morder el anzuelo y llegar a considerar la posibilidad, e incluso dentro de mí cabía todavía más espacio para someternos a un nuevo maltrato.

…Bueno no se Danny…   no se lo pregunté… ‑  Quedó después de mí, ahora ella en silencio por unos breves instantes que uso para verme a los ojos antes de aclarar sin quitarme la vista de encima.   – Es decir, Danny, después de todo lo que me dijiste y lo enojado que estabas la noche que fuimos con él, y nos viste juntos, nunca pensé que pudieras interesarte.

Bueno, es que no sé Patty…  No estoy queriendo decir nada, sólo…      No sabía como hacer siquiera un poco más digna mi posición, pero para mi buena fortuna, fue ella la que se adelantó a decirme:

‑Pues según me dijo Eddie, este Señor es un General o un Coronel y si él se lo pide, este Señor puede invitarnos a su departamento para que lo conozcamos.‑   Respondió ella, sin darme tiempo para cuestionarle a acerca de sus palabras precisas, al decir: “Invitarnos” y “Conozcamos”.  dejándome ver enseguida que al parecer mis sospechas eran correctas.

‑Yo no le dije que sí a Eduardo, porqué sé que esto no es algo que tú tuvieras pensado que sucediera, pero le pedí que me diera hasta mañana para hablarlo contigo y me dijeras si estabas de acuerdo en que él le pidiera que nos invite a cenar para que platiquemos con él.‑

Bueno sí, entiendo lo de la invitación a cenar Patty, pero…   Vamos, ¿no es una payasada, eso de “vernos para cenar?...  Siendo amigo de tu tal Eddie, lo último que me imagino que en realidad sea conocerme, si no mas bien conocerte a ti…  ¿ No crees?...       Me descaré un poco al hacerle notar que en realidad no me creía eso de la plática, sino que conociendo seguramente ya los antecedentes de Patricia y nuestra particular situación, lo que en realidad el pensara tratar con “nosotros” sería hablado entre las sábanas mientras usaba a su antojo el cuerpo de mi mujer a manera de pago por su favor.

Poco sabía yo de lo que en realidad eran capaces los miembros de aquel selecto grupo de sátiros, canallas morbosos….‑

A la noche siguiente, cuando mi esposa volvió de sus cosas, cuando ya sin niños estábamos solos en nuestro dormitorio , volvió a tocar el asunto, diciéndome que había conseguido hablar con mi suegro-padrastro, y éste le había dicho que me explicara sin poder hacer ya más por su parte para concertar el encuentro entre el alto personaje del gobierno de nuestro país y nosotros, le había mostrado alguna foto o fotos de ella, y que lo más seguro era que en los siguientes nos contactaran, pues a decir de Eduardo, el sujeto se había mostrado bastante interesado en ayudarle, después de lo que había visto de ella…

Pero , ¿ y qué?...  ¿Nada más así?...  ¿Cómo se supone que sabría él si a mí, a nosotros, o a ti te parece seguir adelante con esto, o no?...‑ Con más dudas y ansias quise saber.

‑Tú no te apures de eso Daniel.  Ya veremos qué cosa sucede…  Hasta ahora lo único que yo también sé y puedo decirte, es que, si de verdad se interesa en conocerm… m-m… he…e. – Titubeó ella al no saber bien como terminar la palabra. Por lo que cambió de asunto lo más pronto que pudo.

‑Lo que si me dijo Eddie, era que ya le había contado a esta persona sobre nosotros, y que nos estaba poniendo en contacto con quien realmente nos convenía conocer para ver si podía o quiere ayudarnos cuando nos conozca y platique un rato contigo y luego conmigo…‑  Como una pesada carga de ladrillos cayeron sobre mí las directas implicaciones de sus palabras.

Al menos,‑ consideré en dichos instantes‑, había algo de decencia y pocos engaños en las palabras que ella decía.   Si a costa de acrecentar mi condición de marido cornudo y cabrón, iba a ponerse de nuevo en juego la reputación de mi adultera esposa, por lo menos esto no sería un inútil disparo de salva, evitándole que algún pelado de poca monta disfrutara de a gratis el regalo de los encantos de Patricia, tan solo para descubrir posteriormente que la rendición de su cuerpo había resultado infructuosa y a cambio de nada, y al cobrar su propia pernada el verdadero encargado de la toma decisiones que más tarde le haría repetir la faena.

Así, días más tarde, en vez de al de ella llegó a mi teléfono, fuimos contactados mediante un mensaje de texto, que de manera bastante subrepticia y anónima me dejó helado al comenzar a leer las instrucciones que se nos daban.

“Su solicitud, fue aprobada… Este es un número de prepago. No intente usted contactarnos a no ser que le sea requerido o cuando les sea dicho… Tenemos manera de monitorear sus servicios de telefonía”…    ‑Rezaba el primer texto que recibiera.

“En afán de mantener discreción y las formas correctas, en caso de concretarse el encuentro, le serán dados más datos acerca de las condiciones”...   “Mas adelante detalles”… ‑   Como si fuera un contrato más que un instructivo, horas más tarde me fui enterando de algunos aspectos que a cuenta gotas me fueron haciendo leer acerca de las condiciones del trato que tendría que aceptar y hacerle saber a mi esposa antes de que nuestro encuentro con el misterioso personaje se diera.

En eso estaba en espera de algún nuevo mensaje, nervioso ya nada más de pensar si todo aquello en verdad podría ser buena idea y no convertirse mas tarde en una verdadera trampa para ratones de la que no pudiéramos salir ya nunca; cuando repentinamente el escandaloso repiqueteo de mi celular me sorprendió al recibir una inesperada llamada.

…“¿Qué tal?”, ¿Qué dice mi yerno querido?.  El esposo de la si no mas Santa, ya de menos, si La más buena y Re Buen de todas las  hijas‑ Alterado, y sin poder resolver mi verdadera molestia hacia él tuve que contestarle a aquel pillo.

¡¿Qué pasó?!... ¿Ya te llamaron?...‑ Continuó sin darme tiempo a que realmente encontrara en mí las palabras correctas para contestar sus sandeces.  Hasta que sin fijarme ya tanto en la serie de tonterías que usándome a mí como su patiño de carpa de pueblo o blanco de sus chocantes bromas, atiné a calmarme y preguntar de la mejor manera que pude:

‑Oye Eduardo, ¿Quién es este sujeto del que le hablaste a mi esposa para que nos ayudara?...  Ahora me han estado mandando mensajes muy misteriosos, o como si fuera a encontrarme con uno de esos conspirologos locos que dicen ser del MK Ultra o tener las pruebas de que Dios inventó la Coca-Cola para controlarnos, y venía en el avión de Malasia que se perdió en el mar…     No pude evitar sacar de mí el sarcasmo, antes de pedirle:

Por favor, sólo te pido que no vayan a sumirnos más en el lodo, ya con lo que ha pasado entre ustedes es suficiente como para tener que vivir y ver a mi suegra y familia sin sentirme tan lleno de remordimiento.

No Daniel; si tú ya no tienes salida y lo sabes mi joven amigo.‑ En tono fingidamente severo, me condenó antes de vulnerarme.    ‑Pero asúmete cómo eres y reconoce que te gustó lo que viste que le hice hacer a tu esposa…  ¿Quién se hubiera imaginado que bajo esa fachita de Santa, y señora bien educada nos fuera a salir tan entrona, no crees?…   Te apuesto lo que tú quieras a que ni te imaginabas que estuvieras casado con Santa Puttana ‑ 

Casi suelta una carcajada al culminar la andanada de demoledoras infamias que tuve que tolerarle antes de que sin más me dijera que me calmara.

No hombre. Ya relájate, relájate … ‑ Repitió, añadiendo enseguida.     Ya se los puse en suerte, y de verdad que le gustó lo que vio cuando le mandé unas fotos de Patty… 

Sentenciando enseguida:   ‑Ya el resto depende de ustedes, o más bien de que te encargues de que tu señora se ponga las pilas, le eche cuerpo y talento al asunto…    No me hagan quedar, y te aseguro que si queda bien atendido y contento con ella, este tipo te puede ayudar a que entres…

‑Pero es que, ¿Quién es este Señor?...  ¿El tal “Coronel”?, que según veo aquí entre tantos mensajes que me han estado mandando quiere que yo también vaya a verlo con ella y le llame así, en vez de Señor o su nombre…  ¿Por qué tanto misterio?...  ¿Si lo conoces o no sabes ni quien es?...– No queriendo darle motivos para que continuara restregándome por más tiempo con sus insidiosos comentarios acerca de nuestra situación económica o la condición de meretriz que ahora quería darle a mi esposa, insistí en saber.

Si, si lo conozco pero sí él no quiere yo no puedo decirte nada de eso… Ya lo conocerán…     Sólo está un poco loco pero lo bueno es que ya picó con Patricia…‑   Confió en decirme al menos eso y después ofrecerme:  ‑ Aunque se supone que no debiera decirles a ustedes,  lo que si quieres tú si puedo decir es que a “El Coronel”, es muy importante que lo hagan sentir en control casi absoluto.  Deja qué Patty se vista bien chula para que le guste.  Y tú, no te le pongas al tú por tú, porque si te pones a contradecirlo, y no anda de humor el día o la noche en que les dé cita para vayan a verlo, no importa lo buena que Patricia se vea, igual me los manda a paseo… 

¿Sí entiendes no?...  Es cosa de que le vayan midiendo Daniel…  ‑ Hizo una pausa para hacerme notar que hablaba en serio. Continuando enseguida sin mayores ambages:

…A él le gusta que cuando va a cogerse a una señora casada, ella no se muestre lista para que luego luego le bajen los calzoncitos… 

Quede casi con taquicardia al imaginarme la situación que sin más latigueó contra mi conciencia al considerar que aunque en esos momentos hablásemos de una señora casada hipotética, al decir aquello de “que luego, luego le bajen los calzoncitos”, no había sido dicho metafóricamente, y pronto, esa “Señora casada a que le bajarían los calzones” dejaría de ser hipotética, para convertirse de manera concreta en mi esposa a la que se los bajarían. ‑Probablemente hasta en frente de mí.‑

Afectado ante la contundente perspectiva de semejantes ideas, no tardé en hallarme visualizando a Patricia en tal situación al continuar escuchando:

…No.  A él le gusta que todo parezca normal cuando de repente sin más le avise a ella o a ti que tu esposa “va a tener que prestárselas” a cambio de sus favores.   Cuando él “le tire la onda”, si tú quieres puedes mostrarte, hasta horrorizado o escandalizado y nervioso, pero no te pases de la raya o lo hagas que sienta que puedes serle un problema. Juega su juego – Simplificó. Sugiriendo después:  
‑ Si sientes que de plano no crees poder aguantarte ver como se le insinúa o empieza a meterle la mano en la mesa durante la cena, si puedes déjalos solos.  Invéntate un pretexto y déjala para que él se la coja.   Sal a fumarte un cigarro a la terraza o metete al baño…   Que yo sepa, es raro que si él sabe el marido no quiere ver él insista en que el marido a fuerza se encuentre presente en su recamara durante el tiempo en que él se goza a la esposa de sus invitados.

‑“¿No sería mejor que lo invitáramos nosotros a él y que viniera a la casa?”‑  Por fin, aquí en el punto hice pausa para decir lo anterior antes de seguir escuchando tal catálogo de insospechadas necesidades, obsesiones e indignidades posibles que podían suscitarse durante los encuentros que aquel misterioso sujeto sostenía con las esposas de quienes caían en sus garras para victimizarles, de pronto me halle viéndome reflejado por el soterrado morbo que sin aviso se había apoderado de mí. E identificado con esas posibles historias y las cada vez más oscuras fantasías que secretamente me robaban la calma tras todo lo sucedido entre mi Patricia y Eduardo, estuve a nada de abrir el pico y buscar el consuelo de mi agobiante e inconfesable verdad enteramente en las manos de mi propio verdugo y enterrador que con la misma arma, y de un solo tajo había manchado nuestro matrimonio, ante mis propias narices dejado a mi esposa marcada por él, y de una vez para siempre salpicado sobre mí la vergüenza de saberme ahora ya uno de esos maridos u hombres, que habían resignado ante otro los compromisos de exclusividad y votos de castidad prometida, posesión, y responsabilidad absoluta sobre el decoro, fidelidad de piel y persona, tanto de sus mujeres como de los orgasmos de ellas.

Sí, tal vez no era ni el primero; él único, ni tampoco sería el último a quien le sucedía esto. Y eso él lo sabía de manera perfecta.  – Confundido pensé para mí. ‑   Pero enseguida me di cuenta de que con todo y que, ‑ en secreto, aun antes de que todo esto iniciara‑, yo ya había sido tentado con pensamientos oscuros y fantasías muy semejantes a la que ahora se había tornado en una contundente realidad bien parecida a la que vivía, y que, con mucho, había superado mis más umbrosas pesadillas; para los efectos de lo que sucedía en mi mente mientras éste me hablaba; para mí aquél hombre era el Prometeo de mi realidad y Pandora de mi atribulada conciencia.  Ambos simplemente encarnados en la más ruin y chocante persona que el destino hubiera podido traer para poner a prueba mi vida.

Con la tensión y el estrés, mientras que aquél me decía no sé cosas más, por un momento me perdí entre mis remordimientos y anhelos culposos, viniendo a mi mente un sueño que con antelación, a que todo esto empezara, y de manera ya recurrente se aparecía en mí desde antes, y a esas alturas me era ya tan frecuente que hasta en ensoñacion se había convertido durante mis últimos sueños de la mañana. 

Ensoñaciones que – supuse y supongo‑, derivadas también del latente apuro imbuido dentro de mi subconsciente que quizá influido dentro de mi cerebro por la dimetiltriptamina, cuando por fin aquel estado de sueño acababa, de tan vividas imágenes que había yo tenido, al terminar despertando me hacían sentir aún más traicionero y culpable hacia mi esposa y mi mismo. 

En éstas de visiones supuestamente involuntarias de manera cuasi incesante, y de forma más bien ya reiterada, después de que de manera muy similar y constante, había llegado a jugar e intentar extender una especie de bizarra reunión atendida en nuestra casa, luego de que  iniciara el difícil trance por el que pasábamos; y teniendo a veces como protagonistas al tal Lanzagorta, u otras a Eduardo, ocasionalmente visualizaba teniendo como invitado a cenar distintas personas que también solían ser otros personajes casuales que iban cambiando tanto de rostros como aspectos físicos y sociales. Pero todos ellos casi siempre hombres quienes tras concluir con la cena que supuestamente había dado motivo a nuestra hospitalidad acababan por llevarse a mi esposa a la cama a cambio de meramente ofrecernos alguna ayuda que para desasosiego mío nunca llegaba cuando se iban después de haber estado con ella.

A veces el afortunado invitado era un conocido, o hasta un simple vecino que teniéndonos entre sus garras abusaban de las prerrogativas que les otorgaban, ya fueran sus buenas fortunas o posición de poder, en tanto que en ocasiones servía yo de anfitrión de alguna vigente personalidad o empoderados hombres, a veces un tanto malvados u oscuros entre los que llegaron a desfilar en mi mente figuras francamente perversas e irónicas o siniestras como Chávez, Idi Amin Dada o algún otro sátrapa a quien llegué a imaginar teniendo que atender y ceder a mi lindísima esposa ante sus exigencias, precisamente parándome de la mesa, yo me excusaba para salir al jardín fumar un cigarrillo.  Dejándola a solas con ellos para que procedieran a hacer lo que quisieran con ella…  La condujeran a veces hasta nuestra propia recamara matrimonial, y a manera de plato fuerte de la velada fuera servido su cuerpo sobre el mismo lecho en el que dormíamos como marido y mujer, para que ayuntaran carnalmente toda la noche con ella, en tanto que yo, el comprensivo esposo usaba el sofá para quedarme dormido o me iba a la habitación de los niños a cuidar que no despertaran antes de que yo mismo conciliara apenas un poco de sueño.  Pero debiendo de estar casi en estado de vigilia sin poder caer completamente rendido, para así tener el cuidado de evitar que nadie más pudiera llegar a toparse, ‑o incluso yo mismo tener que toparme, padecer una vez más el difícil y por demás embarazoso momento de encarar a la mañana siguiente‑,  al hombre que había pasado la noche en compañía de su madre. 

… “Tú tranquilo Daniel”. “No te compliques pensándolo tanto”…  “¿Sí sigues ahí?”…‑   De pronto me di cuenta que perdido dentro de mi cabeza casi había perdido el hilo de lo que me decía Eduardo. Quien finalmente sólo me sirvió para, a su manera aconsejarme:

‑Tú ve que puedes sacar de provecho con esto… No te acomplejes con cuestiones morales de culpa.  Después de todo piensa que sólo es un acostón con  Patricia.‑  Y después insistir en que  mejor pensara en que  sólo tenía que aprender a aceptar que para hacer ciertos negocios a veces se requerían sacrificios o echar mano de ciertos recursos a nuestro alcance para intercambiarlos.

… “Tú velo como que es el precio que te toca pagar para poder hacer negocios que te enderecen tus cuentas de banco Daniel. Puede sonar feo, pero así son las cosas en este país”.    En tono enigmático y serió me dijo. Antes de añadir a tales palabras la perorata final: 

“Él te consigue lo que tú necesitas”… Es la manera en que los morenos en el gobierno nos dejan ahora que sigamos haciendo negocios con ellos”…  “Ellos realmente ni quieren dinero”…   “Luego no saben ni en qué cosas usarlo o como invertirlo, y acaban  gastándoselo en puras nacadas”… “Limousines rosadas para pasear a sus hijas antes de sus fiestas de quince años, aparatos de sonido con grandes altavoces con luces de colores, o cosas así”… ‑ Continuó preparando lo que al menos por ese momento sería la punta del último clavo.

Pero lo que los morenos casi nunca consiguen, y es algo que siempre les gusta cuando llegan a tener cierto poder, es intercambiar un favor y que a modo de compensación a ellos les regalen un buen acostón con alguna señora bien acomodada, güerita y nalgona. ‑

11 comentarios:

  1. No lo leo todavía, pero gracias por estar con nosotros señor escritor

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  2. Gracias por tomarte el tiempo de regalarnos tu talento, me parece excelente el fragmento que publicaste, sin embargo me quedo con una sensación de vacío al no saber como da inicio esta historia ya que hablas de un padrasto que ya disfruto en primer lugar los placeres de Patricia y por dios que me gustaría saber como dio inicio todo esto, por favor regalanos un fragmento de los orígenes, de antemano sabes que es un gustazo leerte.
    Saludos de Kosme.

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  3. Gracias por tomarte el tiempo de leerme, y además comentar Kosme:

    En esas ando en estos momentos en que con su ínteres me, -o mejor sea ya dicho-, nos alientan a continuar intentando escribir escenas o situaciones tan elaboradas.

    Actualmente estoy escribiendo partes de esos pasajes, que aclaro, aunque quizas nunca sean expresados a modo de precuela exprofeso, de a poco se "pincelan" los antecedentes que trajeron a la vida de estos personajes la disyuntiva de seguir por el camino corecto del bien inculcado, o aceptarse, -imperfectos que són- y tomar ciertos atajos u oscuros desvíos, que con todo, y que pueda decirse que el fin justifica los medios, a la postre no nos pueden hacer sentir particularmente orgullosos de admitirlos en nuestras vidas.

    Despues de todo, en verdad TODOS somos humanos.

    Gracias Kozme

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  4. Hola Ludo, Kozme me quito la palabra de los labios, tu escritura es exquisita por lo mismo todo se hace poco, espero nos comprendas :) un abrazo!

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  5. Hola señor, ya pude terminar de leerlo y solo le puedo decir que está demaciado intenso, el imaginarme a mi en la piel de ella, en todas las emociones que eso lleva y ayy no que cosas tan ricas, el solo imaginar lo que una está dispuesta a hacer por la familia y sobre todo el final del escrito, la lleva a una a humedecer... creanme que no hay nada mas rico, intenso y prohibido que "darlas" a cambio de algo; que no sea dinero

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  6. MI estimado “DON” Ludo. Jaja.
    PRIMERO.-Como es eso de “aquella cofradía de libidinosos bandidos”
    Nada más imaginar que “!SON VARIOS!”
    ¿De qué son capaces? ese grupo de sátiros canallas
    SEGUNDO.- Y que uno sea el “padrastro” de mi mujer ante quien inicialmente tuve que “resignarla” me encanto esa palabra RESIGNARLA.
    TERCERO.- Yo solo pienso “güerita y nalgona”
    Por favor ¿la duda? O la ¿Dura?
    No me permitió tener una semana tranquila pues mi mente se imaginaba escenas, uufff!
    Ya NO revises nada, publícalo YA.
    Qué necesidad de aumentar mi presión cardiaca
    Federico.
    P.D.-Ya sabes que entre semana me es difícil acceder pero hoy llegue tarde y aproveche, saludos.

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  7. jaja
    Tienes razón a veces me emociono de mas cuando escribo, pero tu tienes la culpa, pues escribo después de leerte.
    lo que quise decir es que "Esas 3 partes de tu relato" se me incrustaron en la mente toda la semana.
    saludos.
    espero ¿haberme explicado?

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  8. Hola señor escritor, gracias por todo lo que nos dio este año y le prometo seguirlo todo este año que viene también. Le mando un abrazo, un besote y le deseo una muy feliz navidad!

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  9. A “esos Buenos autores” Gracias.
    Por qué han “ESTADO” ahí
    Que en el 2015, se encuentren un millón de dólares en la banqueta.
    Para que así dejen de trabajar y se dediquen todo el día, a compartir su talento.
    Uno más de tus satisfechos lectores.
    Federico.

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